Golpismo para todes: La ex ministra Bullrich sostuvo que la palabra del presidente "no vale nada"
No hubo una plaza llena de seguidores (ni los anticuarentena) para las declamaciones de la presidente del PRO Patricia Bullrich en una nueva andanada de críticas que, una vez más, tienden más a la destrucción de un proceso en marcha que a un aporte racional en una situación de emergencia sanitaria complicada.
Es que Bullrich a través de Twitter y mientras todavía se recupera de coronavirus (otro paréntesis para señalar que la ex ministro convocó abiertamente a realizar una marcha opositora aún a pesar de la cuarentena), lanzó una serie de declaraciones que, lejos de aportar algo a la vida democrática, sólo sirven para encender la indignación de buena parte de la población que está harta con la cuarentena por CoVID 19, la más extensa del mundo.
Bullrich usó la reacción del gobierno prometiendo mejoras sustanciales en los ingresos del personal de las fuerzas de seguridad para lanzar sin razón un ataque ad hominem contra el mandatario, es decir, un ataque directo hacia el emisor del mensaje en lugar de cuestionar los argumentos.
"La palabra del Presidente no vale nada", lanzó de manera resumida en la red social del pajarito. "Arrancó pidiendo diálogo y unilateralmente le cargó a los porteños un problema que es de la PBA, y que su espacio agigantó durante 33 de los últimos 37 años”, escribió. Sucede que en las últimas horas el presidente Alberto Fernández decidió reducir la coparticipación para Capital Federal que el ex presidente Mauricio Macri había incrementado a más del doble para favorecer a la gestión del PRO en CABA, con Horacio Rodríguez Larreta como jefe de gobierno porteño.
Muy molesta con esa decisión del gobierno, que retira financiación al único bastión que tiene el PRO en el país, Bullrich continuó con su razonamiento dando por hecho precisamente que las palabras del presidente con el anuncio no tendrían auste con la realidad. “Jugó con la esperanza y la necesidad de todos los policías bonaerenses que esperaban una resolución favorable de su legítimo reclamo, los mandó a la casa, y cambió un problema policial por un conflicto político a la medida de su espacio“.
Por lo pronto, la impotencia de Bullrich se expresa a través de las redes sociales, donde el PRO sigue usando la estrategia que ya le valió ganar una elección en el pasado: encender la indignación reaccionaria en las redes sociales, con trolls organizando cacerolazos con consignas difusas y direccionando un malestar generalizado con la situación llevándola contra el gobierno.
