Brutal femicidio en Campana: Asesinaron a una mujer a golpes, la descuartizaron y la quemaron en una parrilla

domingo, 18 de septiembre de 2022 · 22:14

Una mujer de 38 años fue asesinada a golpes y descuartizada en Campana. Sus restos fueron hallados en la casa de un vecino, más precisamente sobre la parrilla de la vivienda: el cuerpo, además, había sido carbonizado.

Se trata de María Alejandra Abbondanza, que fue hallada este sábado en un domicilio ubicado en la esquina de Juan Bautista Alberdi y Moreno, en la misma cuadra donde vivía María Alejandra, que era madre de una adolescente de 15 años.

Por el hecho hay tres detenidos, justamente los ocupantes de esa vivienda: Agustín Leonel Chiminelli (24 años), acusado de ser el autor del femicidio, y sus padres, Carlos Rubén Chiminelli (69) y Liliana Esther Sánchez (64).

Para los investigadores, Chiminelli no pudo haber ocultado el crimen sin ayuda de sus familiares, que estaban en el lugar del hecho.

Pero ¿también la ayudaron a matarla? Esa pregunta será clave en el expediente judicial que lleva a delante la fiscal Ana Laura Brizuela, de la UFI N° 2 del Departamento Judicial Zárate-Campana.

Este domingo, Brizuela recibió el resultado preliminar de la autopsia que confirma lo que sospechaban: María Alejandra murió de un traumatismo de cráneo provocado con un elemento contundente.

La principal hipótesis es que Chiminelli usó una mancuerna gris, de hierro engomado, que después descartó en una bolsa de residuos en un domicilio a 50 metros de la escena del crimen.

Alejandra llegó caminando a la casa de su vecino. En las imágenes de las cámaras de seguridad, a las que tuvo acceso la fiscalía, se la ve entrando con su perro, “Pochi”, a quien había sacado a pasear minutos antes.

Arriba, desde la misma terraza en la que intentó incinerar el cuerpo, Chiminelli la vio llegar. Bajó a su encuentro en la puerta. Por ese movimiento, familiar y premeditado, los investigadores sospechan que se pudo haber tratado de un encuentro pautado, no algo sorpresivo ni un engaño, como se sospechó en un principio.

Confirmar esa hipótesis parece cada vez más complejo: Chiminelli restauró su teléfono celular a las configuraciones de fábrica y borró toda la información antes de que los investigadores pudieran analizarlo.

Alejandra tenía un iPhone y, con la tecnología de la que disponen, no tienen manera de acceder a él. Ahora, la única alternativa que tienen para saber si se hubo conversaciones previas o si se coordinó un encuentro, está en manos de fuerzas federales, las únicas podrían llegar a tener acceso al dispositivo.

Entre los testimonios recabados hasta el momento no encontraron ningún vínculo entre ellos. De no ser por las cámaras de seguridad, nunca hubieran llegado al asesino de Alejandra, simplemente porque no parecía haber relación entre la víctima con su femicida.

Desde que desapareció, este viernes por la noche, el único indicio claro de que Alejandra había estado en su barrio era que su perro regresó solo caminando hasta su casa, alrededor de las 4 de la mañana.

Un poco después de que la actual pareja y el padre de su hija lo habían cruzado en la puerta al presunto femicida preguntándole si había visto a la mujer. “Estaba al tanto de que la buscábamos porque tenían acceso al chat vecinal en el que sólo se hablaba de esto”, confiaron a Clarín fuentes del caso.

La pista de los padres

Chiminelli tiene 24 años y una denuncia previa de una pareja anterior. Fue hace una semana que una ex novia pidió en el Juzgado de Familia de Campana una restricción de acercamiento. Esta semana será citada a declarar para contar cómo era su relación con el joven.

En redes sociales, otra joven identificada como “Mile“, publicó: “Siempre fuiste un psicópata y un manipulador disfrazado de nene bueno. Me hiciste la vida miserable mientras estuvimos vinculados y hay muchos testigos. Hasta de cuando te partiste una baldosa en la cabeza para que no me vaya con mis amigas“.

Además, también involucró a sus padres en la denuncia virtual: “Tus viejos también veían todo lo que hacías y me hacías pasar y te apañaban por ser su único hijo, encerrándome en su casa porque si me quería ir el nene se ponía violento y si ya había roto cosas empezaba a volar otras por el aire. Y siempre, siempre, te defendieron y eras el bueno“.

En su descargo, la joven apuntó contra los tres integrantes de la familia: “Los tres son una porquería y espero que se caguen pudriendo. Me duele pero hace unos años atrás pude haber sido yo. Varias veces me vi muerta en manos tuyas Siempre supe lo que podías llegar a hacer vos y tus viejos. Estoy segura de que si muchas hablan, pasaron por el mismo calvario. Yo tuve un Dios aparte de poder zafar, pero María no. Espero que pagues todo“.

Los padres

Esther se paró en la vereda. Miró, como si fuera una espectadora más, el operativo policial que para el sábado a la mañana ya buscaba a Alejandra en las casas de su cuadra. Pero no fue sólo una vecina curiosa, también intentó desviar la investigación de su casa: declaró que el garaje de su casa pertenecía a la casa de al lado, por lo que allanaron esa propiedad primero.

Después mintió al decir que el galponcito en el que se había cometido el crimen era alquilado, cuando en realidad era ocupado por su hijo. Esto terminó con su detención.

Respecto del padre, Carlos Rubén Chiminelli, tiene un impedimento físico pero que no le hubiera impedido colaborar con su hijo para intentar hacer desaparecer el cuerpo.

Durante la noche en que todo el barrio buscaba a Alejandra con desesperación, el acusado salió varias veces con bolsas de basura que desparramó por todos lados. La ropa ensangrentada, la mancuerna, el pretal del perrito con manchas de sangre, todo fue repartido en canastos, tachos y hasta en un baldío.

La escena del crimen quedó limpia y todos los restos desaparecieron del lugar. ¿Pudo haberlo hecho solo en esas horas?

Pero lo más llamativo es cómo el joven podría haber movilizado desde allí el cadáver de Alejandra por una escalera de 60 centímetros, solo, para después subirlo a una parrilla que tenía en una especie de terraza, con la intención de incinerar el cuerpo y borrar los rastros del crimen.

Ahí es donde -presumen- tendría que haber contado con la colaboración de sus padres. Sin embargo, según establece el Código Penal, no podrían ser imputados por encubrimiento por su relación de “consanguinidad” con el femicida. Es por eso que será clave determinar si tuvieron o no una participación activa en el homicidio para asegurarse que continúen detenidos.

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