Por lo menos toca Justin

Eliminación de River: Los hinchas se cansaron

Los millonarios perdieron 3-1 con Lanus y la barra rompió las ventanillas del micro del plantel. Ramón Díaz habló triste: “A la gente la vi demasiado disconforme”.
jueves, 7 de noviembre de 2013 · 09:25

NECOCHEA (Cuatro Vientos) - El dolor se mezcla con la bronca y el cóctel es explosivo. La gente martilla los oídos de los jugadores, la cara visible de la eliminación. El hostigamiento es constante. Y el clima en el Monumental se espesa. Piden corazón, huevos, hasta la camiseta porque, según los habitantes de la popular, ellos juegan mejor.

"Que se vayan todos, que no quede, ni uno solo” , gritan desde los cuatro rincones de Udaondo y Figueroa Alcorta. Daniel Passarella, el presidente al que aún salpica la mancha del descenso, no pasa inadvertido, incluso pese a haber anunciado que no irá por la reelección. Le recuerdan que, de chico, fue hincha de Boca. Se reclama por Cavenaghi, el ídolo que echó el Kaiser . También, por Trezeguet, el campeón del mundo que borró Ramón y hace goles en Newell’s pero cobra parte de su sueldo en Núñez. Ni siquiera se salva el propio Pelado porque los cuestionamientos cada vez son más fuertes. Y aunque en los últimos minutos se canta por el orgullo, la tormenta de silbidos se desata cuando termina el partido. Y la furia se traslada al hall.

Hay rotura de vidrios, como en los peores tiempos. River, otra vez, se erosiona por su propia crisis.

La barra llega con los bombos y pide, de nuevo, que se vayan todos, cruel parábola del destino, a unos metros de esas vitrinas cargadas de copas. La Policía los frena en el playón y sospecha que alguien les permitió acceder de la tribuna Sívori a la San Martín. De todos modos, rompen las ventanillas del micro que traslada al plantel. Y todavía retumba la frase de Ramón, apenas finaliza el partido: "Estamos en deuda con la gente”. Es su peor campaña como técnico de River. Y más allá del flojo nivel que mostraron los jugadores, es el principal responsable. Nunca supo darle una identidad al equipo. Ni siquiera, a pesar de que le trajeron los refuerzos que pidió.

Anoche, jugaron todos. Fabbro, Teo Gutiérrez, Osmar Ferreyra, Carbonero -entró en el segundo tiempo- y hasta Menseguez, su jugador fetiche. Décimocuarto en el Inicial, fuera de la Copa, el relato del riojano pierde sentido. Mucho más, cuando no hace autocrítica.

En la conferencia de prensa, visiblemente abatido, protegió a los jugadores. "Me siento orgulloso y les di tranquilidad porque dejaron todo”, aseguró. Y aunque asumió responsabilidad, esta vez no estuvo en sintonía con los reclamos de los hinchas: "A la gente la vi, para mi gusto, demasiado disconforme”. Le tiró un centro a Passarella: "Le quiero agradecer porque nos dio todo y no pudimos acomodar el equipo”. Y recordó que hace un año y medio, River se fue al descenso, que hay que tener paciencia. La tribuna, ya la perdió. Ramón deberá recuperarla con algo más que sus polvorientos pergaminos.

Una verdadera lección futbolística y táctica le dio Lanús a River en el mismísimo Monumental, para echarlo de la Sudamericana como en 2009 y quedar entre los cuatro mejores de la Copa, a la espera de lo que hagan Vélez y Ponte Preta (cabe recordar que si pasan los brasileros, el rival será Libertad de Paraguay o Itagüi de Colombia, ya que San Pablo pasó y se cruzarían entre paulistas). Ahora, la única manera de clasificarse a la Libertadores 2014 del "Millonario" es que Newell's, Arsenal o el propio "Grana" se consagren en el Torneo Inicial. Competirá hasta el fin de la era Passarella sólo por el honor.

Los de Ramón Díaz intentaron tomar la iniciativa en el arranque, pero la primera aproximación seria fue de la visita, profunda e hiriente. Santiago Silva recibió de espaldas en el área, no pudo rematar pero descargó para Somoza, quien no dudó en darle de primera, pero mordido, lo que benefició a Diego González. El mediocampista que andaba de excursión por el área rival fue habilitado claramente por Bottinelli y, de taco, descolocó a unBarovero sin ninguna defensa.

Acusaron el golpe los de Núñez, que fueron en búsqueda de un empate que tampoco torcía la historia, ya que debían dar vuelta el tanteador para conseguir el pase a semifinales. Pero de contragolpe, los de Guillermo Barros Schelotto, que siguió las acciones desde una tribuna por estar suspendido, fueron letales. Lautaro Acosta iba a anticipar al arquero rival y Mercado, pero la dejó pasar y dejó el arco libre al "Tanque" Silva, quien volvió a convertirle a River.

El clima se hizo espeso en el Monumental y la paciencia de los hinchas se perdió. Apenas un tiro libre de Fabbro que se estrelló en un palo fue la única jugada de peligro real en la valla de Marchesín, que no tuvo demasiado trabajo. El "Pelado" intentó cambiar el rumbo en el entretiempo: mandó a la cancha a Maidana, Lanzini y Carbonero y sacó a Bottinelli, Vangioni y Ponzio. Pero no logró su cometido, ya que fue más amor propio que fútbol lo que ofrecieron sus dirigidos, quienes por ir e ir, se descuidaron atrás y lamentaron el tercero, de Víctor Ayala. 3 a 0.

Luego de que los cánticos exigiendo más entrega y sacrificio, además de corear los nombres de Fernando Cavenaghi (el "Cavegol") y Trezeguet (David, David), llegó el tanto de la vergüenza en la cabeza de Teófilo Gutiérrez, quien tendrá que levantar considerablemente su nivel, después de que Ramón Díaz le 'tirara las orejas' y el público se expresara. Otro semestre 'perdido' por un River que quedó tempranamente afuera de la lucha por el campeonato y se despidió también de la Sudamericana.

Lanús está 'dulce': quiere aprovechar el envión para meterse de lleno en la puja por el título (está a seis del líder Newell's) y apuesta una fichita en el plano continental. ¿Le dará la nafta?

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