CASO LOCAL

OVNI en La Dulce: A 35 años de un caso que sacudió la zona

En 1978 una seguidilla de avistamientos de ONIS en la zona de La Dulce llamó la atención de todo el país. Aún se desconoce qué fue lo que pasó la noche del 31 de agosto de ese año
martes, 3 de septiembre de 2013 · 14:30

NECOCHEA (Cuatro Vientos) - Primera parte de una completa investigación de Guillermo Daniel Giménez publicada por Realidad Ovni 

El año 1978 marcó importantes episodios OVNI en la República Argentina. El extremo sudeste de la provincia de Buenos Aires no estuvo ajeno a todas estas manifestaciones de presencias OVNI, aterrizajes y hasta encuentros con los tripulantes de estos objetos. Pero hubo un incidente de características importantes acontecido a fines del mes de agosto sucedido a unos 56 kilómetros de la ciudad de Necochea, más precisamente en la localidad de La Dulce, un establecimiento rural ubicado al noroeste de la ya citada ciudad balnearia.

Un incidente de importantes características por los hechos desarrollados, no sólo por la presencia de un gran objeto sobre la estancia sino también por la presencia de entidades amorfas que investigaban el lugar.

Pero veamos lo que nos decía por aquella época la agencia de noticias Télam.

Necochea, Set. 7 (Télam) – "Dos luces pequeñas descendieron del extraño aparato y llegaron hasta un galpón, luego se desplazaron rápidamente y surgieron entonces algo así como dos siluetas o formas difíciles de precisar”. Así comienza el relato de una experiencia, que no por repetida deja de ser extraña o alucinante, vivida por el matrimonio Arias que publica hoy el matutino local Ecos Diarios. La familia, integrada por Manuel Arias y su esposa Beatriz Turiella, relataron que la noche del 31 de agosto último, poco antes de las 10 de la noche se cortó la energía eléctrica. De pronto "nos sentimos atraídos por una luminosidad extraordinaria proveniente de un sector del establecimiento”, estableciemiento rural que habitan en la localidad de La Dulce. Al salir de la vivienda, vieron sobre una línea de alta tensión "un objeto muy grande, semejante a un silo para almacenar cereales, estacionado o suspendido en el aire a unos 800 metros de la casa”. Luego se desprendieron dos luces —dicen los Arias— que también "parecían flotar en el aire y vimos cómo en sus desplazamientos esquivaban obstáculos”. La publicación agrega que otro vecino, Lorenzo Parrachini vio "un objeto de singular luminosidad detenido sobre unos árboles en momentos en que la ciudad se hallaba a oscuras debido a un corte de corriente eléctrica. Fui a buscar a otros testigos, pero como no los encontré regresé al lugar justo a tiempo para ver cómo la luz se alejaba despidiendo unos reflejos verdosos. Eran las 23.15”. Los automovilistas que se desplazaban por la ruta provincial Nro. 88, según el diario, también vieron el extraño objeto.

Hasta aquí la información que nos brindaba Télam. Un incidente que acaparó la atención a la opinión pública en general y también a la comunidad ufológica, por la presencia de estas extrañas entidades amorfas muy pocas veces registradas en la República Argentina.

La Dulce, el lugar de los hechos

Como ya dijimos la localidad de La Dulce se encuentra a unos 56 kilómetros al noroeste de la ciudad de Necochea, 48 kilómetros por Ruta Provincial Nro. 86 y 8 kilómetros por acceso, en el extremo sudeste de la costa bonaerense en el propio partido de Necochea. Su situación geográfica es 38º 20′ Latitud Sur y 59º 12′ Longitud Oeste, y a una altitud de 88 metros sobre el nivel del mar.

El partido de Necochea se encuentra ubicado al SE de la provincia de Buenos Aires, sobre el mar Argentino en su lado sur. Linda al oeste con el partido de San Cayetano, al norte con el partido de Benito Juárez y al este con los partidos de Tandil y Lobería.

La ciudad de Necochea, cabecera del partido, se encuentra ubicada en el vértice SE a los 38º 34′ Latitud Sur y 58º 40′ Latitud Oeste.

El lugar de los hechos, conocido como Estancia La Dulce, es un establecimiento rural ubicado en la población homónima. Su nombre rememora a Nicanor Olivera, propietario de la Estancia La Dulce, la que tomó el nombre de una laguna ubicada en las inmediaciones.

Sus hijos fundaron la Estación Ferroviaria y fue en el año 1908 cuando don Nicanor Olivera cede tierras para el afincamiento de familias y el trazado urbano. Y es por esto, en homenaje a su persona, que la localidad se llame como su nombre.

Nicanor Olivera, más conocida como La Dulce, es una pequeña localidad de unos 2.100 habitantes. Se encuentra rodeada de fértiles tierras que le posibilitan grandes rindes en agricultura (trigo, maíz, girasol) y buen desarrollo para la ganadería.

La textura del suelo del partido de Necochea varía entre la franca —arenosa y franca— arcillosa. Por su alto contenido de materia orgánica son suelos aptos para los cultivos, ricos en calcio, potasio y en menor grado en fósforo. En su mayor parte cuenta con relieve llano, pero a lo largo de la costa marítima se extiende una ancha franja de médanos. En la región de La Dulce, el lugar es una llanura con ondulaciones que forman parte de la Región Pampeana Oriental y de la Llanura Interserrana, originada durante las formaciones precámbricas.

El OVNI y las entidades amorfas

Eran las 21:55 horas del 31 de agosto de 1978 cuando una tormenta azotaba la zona. En esos momentos la Señora Leonor Beatriz Turiella de Arias, mientras se encontraba tomando una ducha, es sorprendida por un apagón que le obliga a salir del baño y dirigirse a la cocina a tomar un abrigo. Allí observa que a través de una ventana de su casa, ubicada en la esquina de la misma, ingresaba una fuerte luminosidad.

Su esposo, Manuel Arias que en esos momentos contaba con 55 años de edad, se había acostado por el corte de la energía eléctrica y no vio la luminosidad que ingresaba por dicha ventana.

La Sra. Leonor Beatriz comentaría: "Era un brillo difícil de describir pero que me produjo por su intensidad la impresión de haber traspasado mi cuerpo”

El fenómeno fue como un haz de luz compacta, de color blanco iridiscente, que ingresó por la ventana encegueciéndola. "Cuando me quise ver a mi misma no me pude ver”, comentaría la Señora de Arias. La luz parecía atravesar las paredes de la casa, su origen era desde el exterior atravesando toda la esquina derecha del chalet.

Afuera de esta finca se encontraba un gran objeto oscuro que permanecía detenido aunque basculando sobre un grupo de 6 silos ubicado a unos 30 metros de la casa.

La Señora de Arias despierta a su marido y éste se dirige rápidamente hacia la ventana. Ahora toda la familia es testigo de estas evoluciones. En esos momentos el objeto se encontraba alejándose del chalet, sobrevolando una zona de sembradíos a unos 80 metros de los protagonistas. Luego continuó su marcha horizontalmente, con lentitud, quizá a unos 15 metros de altura, hasta detenerse sobre un monte de eucaliptos distante unos 800 metros.

Este objeto tenía un diámetro estimado en unos 8 metros, era oscuro, basculaba, y parecía sólido, según las palabras de Manuel Arias, esposo de Leonor Beatriz.

Tenía una hilera de 10 ventanillas luminosas que contorneaba la zona central del objeto. Estas ventanillas eran rectangulares, alargadas verticalmente, separadas por tabiques finos y oscuros. Emitían una intensa luz que variaba entre los colores blanco brillante y naranja.

La parte superior del OVNI era oscura y ovoide, mientras que la parte inferior era menos visible por fusionarse con la oscuridad de la zona. Según la familia Arias, podría ser también ovoidal. El OVNI se encontraba hacia la derecha del monte. Desde su posición, los protagonistas eran testigos privilegiados por la excelente visual que tenían desde la ventana. El objeto emitía un zumbido que se escuchaba a pesar de la distancia. Era similar a una turbina, comentaría Arias, que aumentaba y disminuía en forma cíclica, a la par que lo mismo sucedía con sus luces. En ese momento de la noche, corría fuerte viento y la oscuridad impedía ver la reacción de los animales ante la proximidad del fenómeno.

Pasados unos minutos, del objeto salieron dos luces rojas similares a focos de linternas que descendieron con suavidad y se movían una detrás de la otra, en dirección a los testigos. Estos focos parecían siluetas oscuras que avanzaban a una velocidad aproximada a unos 20 km/h.

Sus estaturas tenían entre 0,70 a 1 metro y su aspecto imposible de distinguir por la oscuridad de la noche. Los focos de luz parecían constituir la cara de estas entidades amorfas. Estos seres no tocaban el suelo, sino que parecían flotar a escasos centímetros de éste.

Sus movimientos eran continuos, rígidos, al llegar a los alambrados estos seres sortearon los mismos, elevándose hasta sobrepasarlos para luego descender y continuar su rumbo. Se aproximaron hacia un galpón, donde había máquinas y vehículos, giraron 90º y penetraron por un espacio existente entre el galpón y los alambrados. Allí desaparecieron por unos instantes y volvieron a aparecer. Para ello debieron sortear otros obstáculos, un monte de eucaliptos y una tranquera. Este corredor tiene unos dos metros de ancho y trece metros de largo, siendo su piso de ladrillos.

Aquí estos seres se encontraban en cercanías de otro galpón existente haciendo este circuito mucho más lento que el anterior, a paso de hombre, muy lento. Estos seres o enigmáticas figuras completaron otro segundo giro, y quizás más giros, siempre alrededor del galpón, mientras el OVNI continuaba basculándose en el cielo y emitiendo su zumbido. Es allí cuando los Arias deciden irse al dormitorio abandonando la observación. Momentos después, retornaron a la ventana comprobando que el gran objeto y los enigmáticos seres habían ya desaparecido.

La duración de todos estos fenómenos estiman que duró casi una hora.

La familia Arias en momentos de estos hechos estaba constituida por Manuel Arias, de 55 años de edad, su esposa Leonor Beatriz Turiella de Arias, de menor edad que su marido y su hijo de tres años.

Luego de estos hechos no se encontraron huellas, salvo una secuela fisiológica de shock emocional en la Señora de Arias por los momentos vividos. La zona donde se encuentra el chalet de la familia es rica en actividad agrícola-ganadera, en palabras del propio propietario dice que son campos productivos. En el momento de los hechos, estos campos pertenecían a los cuatro hermanos Arias. Hoy ya están divididos. Asimismo, a unos 3 kilómetros al sudeste existe una gran laguna de agua salada.

 

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