PARA VALIENTES

Sortean entradas para dormir en el castillo de Dracula

El lugar recibe a más de 630 mil turistas al año y es la primera vez desde 1948 en que alguien dormirá allí. En todos los ambientes hay retratos de Vlad El Empalador y las luces bajas que le dan un ambiente tétrico y lúgubre.
miércoles, 19 de octubre de 2016 · 11:34
Tuvieron que pasar 68 años para que el castillo de Drácula volviera a recibir huéspedes nocturnos.

El histórico edificio donde habitó el príncipe Vlad El Empalador -personaje que inspiró al terrorífico conde de la novela de Bram Stoker- abrirá sus puertas para que dos personas vuelvan a pasar una noche en una fecha muy especial: el 31 de octubre, la noche de Halloween.

Ubicado en Transilvania, Rumania, desde 1948 nadie pasa la noche en el lugar, pero la empresa de viajes turísticos Airbnb abrió una promoción para que dos personas puedan pasar una velada allí.

Los invitados recibirán una cena y vino, y después se los dejará para que puedan pasar la noche en ataúdes forrados de terciopelo rojo, como hacía Drácula.

Para participar se debe escribir una frase con un mensaje del participante hacia el conde Drácula. Los ganadores viajarán a Rumanía con todo pagado y serán llevados al castillo donde también habrá camas por si la experiencia en los ataúdes es demasiado perturbadora.
 
 


El anfitrión del concurso es un descendiente del escritor de la obra, Drake Stoker quien dijo a la agencia AP que quiere una experiencia realista y "que muestre la leyenda en el maravilloso país que inspiró todo".

Los afortunados llegarán hacia la edificación tenebrosa en un carruaje tirado por dos caballos. 

Entre libremente, por su propia voluntad y deje parte de la felicidad que trae", serán las palabras del anfitrión Stoker, como las mismas palabras de Drácula.

Luego irán a la mesa y comerán pollo con paprika, platillo que se describe en la historia. Eso sí, no se podrán tomar selfies en espejos porque la creencia asegura que los vampiros no pueden reflejarse en estos.

La Historia del Castillo

El castillo de Bran fue, en origen, una fortaleza militar, situada en un punto estratégico que conecta Transilvania con el sur de Rumania. Vlad el Empalador, uno de los príncipes que tuvo Rumania en el siglo XV y que tenía fama de ser cruel. Usaba estacas con las que empalaba a sus víctimas en ese lugar.

Aunque Vlad no poseía el castillo se cree que lo utilizó brevemente durante sus incursiones en Transilvania. También se cree que fue encarcelado en el edificio durante dos meses en 1462, cuando fue capturado por un rey húngaro rival.
 
 


Tras la Primera Guerra Mundial, el castillo fue regalado a la reina María en gratitud por su labor en la unificación de Transilvania con el resto de Rumania. Ella lo legó a su hija menor, Ileana, y fue confiscado en 1948 por los comunistas.

En 2006, años después del fin del comunismo, el castillo fue devuelto al hijo de Ileana, Dominic Hapsburg, un arquitecto retirado de Nueva York. Sus hermanas pasaron su infancia allí. Una empresa rumana gestiona el castillo, que se arrienda para bodas, fiestas y eventos corporativos.

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