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El 41% de las mujeres que se tuvo que casar por obligación

Según UNICEF, en todo el mundo, unos 70 millones de mujeres de entre 20 y 24 años, casi 1 de cada 3, se casaron antes de cumplir los 18 años. Y el
domingo, 15 de septiembre de 2013 · 15:39
NECOCHEA (Cuatro Vientos) - Ana Cárcamo y África Marcillach, responsables de algunos proyectos de la ONG Manos Unidas en dos zonas diferentes de India muestran que "el matrimonio prematuro entre niñas de corta edad es una práctica común en los países que pertenecen al Asia Meridional y África Subsahariana" y ofrecen algunos datos escalofriantes: "unos 70 millones de mujeres se casaron antes de cumplir los 18 años" y "casi 400 millones de mujeres fueron obligadas a casarse cuando eran niñas". 

Según UNICEF, en todo el mundo, unos 70 millones de mujeres de entre 20 y 24 años, casi 1 de cada 3, se casaron antes de cumplir los 18 años. Casi 400 millones de mujeres de 20 a 49 años, el 41% de la población mundial en esa franja de edad, fueron obligadas a casarse cuando eran niñas. La mayor incidencia se da en el sureste asiático y África subsahariana. 

El matrimonio prematuro entre niñas de corta edad es una práctica común en los países que pertenecen al Asia Meridional y África Subsahariana. En el Níger, el 77% de las mujeres entre 20 y 24 años se casaron antes de cumplir los 18. En Bangladesh, la tasa era del 65% (Fuente: EMI 2006).. La razón que motiva a que el padre ofrezca en matrimonio a su hija siendo aún una niña no es otra que la pobreza; cuando apenas se tienen medios económicos para sobrevivir, una hija joven resulta una carga económica importante porque la novia necesita una dote para casarse, la cuantía aumenta con la edad de la chica, así encuentran en el matrimonio precoz su salvación al trasladar la responsabilidad económica a la familia del novio. 

La celebración de matrimonios infantiles, entendidos en estos países como mero trámite social o cultural, atenta contra los derechos humanos e implica graves limitaciones a la libertad personal, derecho a la educación y el compromiso con la salud. En este sentido, UNICEF denuncia que un matrimonio prematuro conlleva casi con total seguridad un embarazo prematuro. En los países menos desarrollados sólo un 17% de las niñas casadas de entre 15 y 19 años utilizan algún tipo de anticonceptivo y el resultado es que 14 millones de niñas dan a luz cada año. El principal problema es que por la inmadurez física de su cuerpo las complicaciones en el embarazo y en el parto provocan la muerte en muchos casos, siendo ésta una de las principales causas de defunción para las niñas de estas edades. Los bebés también sufren importantes problemas de morbilidad y mortalidad cuando las madres son niñas. Los bebés de las chicas menores de 18 años tienen un 60% más de posibilidades de morir durante su primer año de vida respecto a los bebés de madres mayores de 19 años. 

También es cierto que, en algunos países como la India, la legislación protege a la menor, ya que existe prohibición de matrimonio infantil, aunque la sociedad es muy permisiva y se siguen produciendo miles de casos. 

En Asia existe una gran desigualdad de género. Se entiende que la mujer pertenece a un estatus inferior y, por tanto, no puede disfrutar de los mismos derechos. Su discriminación empieza antes de nacer. Tanto es así que son las niñas quienes registran los índices más altos de desnutrición. 

En contextos de pobreza y de gran vulnerabilidad, a muchas niñas se las desatiende, hasta el punto de que, cuando la comida escasea, se alimenta antes al varón. Y lo mismo ocurre con la atención médica, cuando las niñas enferman no se las lleva al hospital. Todo esto termina provocando un infanticidio pasivo. 

La realidad es que India registra una mayor mortalidad infantil femenina (concretamente un 6,4% más), además de un descenso en la población de mujeres. Incluso se dan casos de aborto selectivo de los fetos hembra. Un problema al que se ha tenido que enfrentar el gobierno indio que, consciente de esta realidad y decidido a ponerle freno, prohibió conocer el sexo del bebé mediante ecografía prenatal para evitar estos feticidios. Una vez nacidas, se ven privadas de cuidados, alimentos o asistencia sanitaria que sus familias destinan a sus hermanos. 

Las niñas y jóvenes que se casan en edad escolar se ven a obligadas a abandonar el colegio para dedicarse a su nuevo rol de esposas y madres. Se atenta así contra el derecho que tienen a recibir una educación digna, hasta el límite de que muchos padres ni se plantean invertir tiempo y dinero en la educación de sus hijas al dar por hecho que pronto se casarán y se irán a vivir a otro sitio. Manos Unidas, consciente de esta realidad, considera que la educación es clave en el proceso de poner fin al matrimonio precoz. Con este propósito participa en diferentes proyectos de apoyo escolar dirigido a estas niñas y niños, porque la escolarización también tiene una incidencia muy positiva sobre los chicos, ya que crecen aprendiendo a respetar los derechos de sus compañeras, así como nociones de gran importancia como el respeto mutuo, la autoestima, la importancia de retrasar el primer embarazo y la capacidad de resistir a la presión de padres y familiares. 

Desde las organizaciones de desarrollo, consideramos que para mejorar la situación de la infancia se deben en todo caso se debe fomentar la implicación de toda la sociedad, mediante: El compromiso de los gobiernos de respetar, proteger y promover la protección de la infancia; el debate y el compromiso con cuestiones relativas a la protección de la infancia, incluido el papel de los medios y de la sociedad civil; la aplicación de leyes relativas a la protección; la capacidad de los padres, maestros y otros agentes sociales para crear un entorno que proteja a los niños y la vigilancia y denuncia social de cuestiones relativas a la protección de la infancia. 

UNICEF, sostiene que la causa de este feticidio no es la pobreza: "no es tanto una cuestión de pobreza, sino de valores y respeto por las mujeres y las niñas. La creencia de que son inferiores lleva a perpetuar la violencia contra ellas". 

Bénédice Manier, autora de un estudio sobre la eliminación de las niñas en Asia, constata que concretamente en India hay entre 40 y 45 millones de mujeres menos que hombres. Manier explica en una entrevista publicada en solidaridad.net que, en los países estudiados, tener una hija es un deshonor. Además el coste de la dote de las niñas es cada vez más elevado. Por tanto, vemos una vez más que la educación puede ser un elemento clave para revertir esta tendencia discriminatoria. Y añade que para las familias no tener hijos varones impide la perpetuación del apellido.
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