Venezolanos apuestan a los caballos para zafar de la crisis

Venezuela cuenta con una moderna instalación en el suroeste de Caracas, el hipódromo "La Rinconada”, que atravesó duras pruebas en los últimos años, desde su utilización como centro de refugio para damnificados, hasta el desinterés oficial por mantener y promover la tradición hípica, que comenzó en los años cincuentas.

El óvalo sagrado de la hípica venezolana está ubicado en la parroquia Coche, en el sur de Caracas, donde compiten los más aguerridos purasangre del patio y los jinetes más veteranos.

Las carreras se disputan principalmente sábados y domingos, en una pista de mil 800 metros y con programas de hasta seis carreras para yeguas y potros.

Como en toda crisis económica, las apuestas en el hipódromo fluyen a una velocidad vertiginosa, con aficionados al hipismo que ocupan las gradas, deseosos de ver llegar a la meta a sus favoritos y llevarse el premio gordo.

Las esperanzas comienzan los domingos en las oficinas donde se reciben los formularios con los favoritos señalados en el papel y terminan con las transmisiones de cada carrera, desde hace años por circuito cerrado, ya que desaparecieron de la televisión abierta.

Al famoso hipódromo "La Rinconada” acude puntual un gran número de espectadores, que arriesgan con fe inagotable parte de sus ingresos en las apuestas por sus favoritos.

Antes de cada prueba las taquillas donde son realizadas las apuestas se ven colmadas por los aficionados, que luego se lanzan a las tribunas para presenciar, muchos de ellos con binoculares y dedos cruzados, el desenlace de cada carrera.

Por supuesto, abundan los programas y publicaciones sobre pronósticos que señalan los eventuales ganadores, como una referencia ineludible para los apostadores. Para muestra, la Gaceta Hípica era una de las publicaciones más vendidas, pues contiene los programas, los participantes de cada carrera y los favoritos.

En cada tribuna de "La Rinconada” se encuentran pregoneros ofertantes de los distintos caballos que compiten, a fin de estimular las apuestas de los visitantes.

Este escenario fue concebido en su época como una joya arquitectónica de la hípica mundial, donde los mandatarios se hacían presentes para el famoso Clásico Presidente de la República.