Extorsionan a los trabajadores: Lo que sucede realmente en Cargill

El secretario gremial de Aceiteros de Necochea, Sebastián Scott, explicó a Cuatro Vientos que la empresa está desvirtuando sus reclamos y trata de agruparlos en una federación bajo su dominio. Los trabajadores mantendrán su protesta en la puerta de la planta a pesar de las amenazas de suspensión de actividades por parte de Cargill.
viernes, 24 de enero de 2014 · 10:13
NECOCHEA (Cuatro Vientos) - En comunicación directa con Cuatro Vientos, el secretario gremial del sindicato de Aceiteros de Necochea, Lobería y Quequén, Sebastián Scott, dio precisiones acerca del conflicto que mantiene enfrentados a los trabajadores con la multinacional Cargill desde el pasado viernes 17.

Luego de celebrar una asamblea esta mañana en la puerta de la planta, decidieron que seguirán en protesta hasta que la empresa de una respuesta a sus reclamos. Scott contó que el conflicto radica en descuentos salariales ilegales que hizo la empresa a los trabajadores luego del proceso de conciliación obligatoria al que estuvieron sometidos en el pasado.

Según la ley, explicó Scott, "cuando uno entra en conciliación obligatoria todo se retrotrae al punto 0" (es decir, no deben realizarse descuentos por presentismo, por ejemplo). Los trabajadores denuncian que su reclamo es para que Cargill pague esos días de huelga previos a la conciliación, cosa que no realiza.

Scott aseguró que los descuentos por los días no trabajados durante el anterior conflicto gremial fueron llevados adelante de cualquier forma por Cargill aún cuando "desde el ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires le aclararon a la empresa que lo que hacían era ilegal".

En ese contexto, Scott denunció que Cargill envió supervisores a hogares de trabajadores para decirle a las mujeres de los empleados que si no de desafilian al Sindicato de Aceiteros, podrían perder el trabajo.

En este punto, el sindicalista explicó que, contrario a lo que dice la multinacional en todos los medios locales, la agrupación de la que forma parte tiene personería jurídica y está reconocida por el Estado. El dirigente gremial sostuvo que el Sindicato de Aceiteros de Necochea, Lobería y Quequén es un organismo de primer grado y que lo que pretende la empresa (catalogando el conflicto junto a los medios locales como "interna sindical abierta") es pasarlos compulsivamente a la Federación de Aceiteros, organización de segundo grado de la que salieron a fines de diciembre de 2013, cuando venció el convenio que los unía a esa agrupación.

"Nosotros como organismo de primer grado somos un sindicato. Después viene la federación y luego la Confederación (ejemplo CGT)", dijo Scott y agregó que según la Ley de Asociaciones Sindicales, su sindicato tiene la potestad de elegir si adhiere o no a una federación o a una confederación. La negativa de los aceiteros locales de adherirse a la Federación de Aceiteros (controlada por la multinacional) es lo que dispara el conflicto con la empresa.

El dirigente destacó que desde mediados del año pasado su agrupación decidió mantenerse por fuera de la Federación de Aceiteros y que presentó en tiempo y forma todos los trámites correspondientes. "Tenemos personería jurídica desde el año 1961. Tenemos certificación de todas las autoridades. Tenemos toda la legalidad", sostuvo Scott, quien agregó que hasta tienen un pasaporte propio.

"Esta gente quiere, a través de la extorsión, que volvamos con la Federación, con esa gente que casi nos mata en el Congreso Nacional de la UATRE, que nos trajeron 500 tipos, hubo heridos de bala, un desastre", denunció el sindicalista.

Al fin y al cabo, el problema reside en que tanto la empresa como la Federación de Aceiteros trabajan en conjunto, sostiene Scott: "Qué más evidente que sea tu patrón el que te diga quién te tiene que representar: más claro, echale agua".

Los "aprietes" de la empresa llegaron al punto de tratar de hacer que la justicia ordene la represión en el lugar mediante denuncias penales, dijo Scott. "Nosotros le hemos dicho que van a estampar la sangre nuestra en el portón".

La empresa decidió cerrar unilateralmente las puertas de la planta dejando afuera a unos 160 trabajadores mediante un lock out empresario. La medida fue anunciada a los trabajadores a través de una carta que publicó Alfredo Barros en La Nueva Comuna y que reproducimos a continuación:

De nuestra mayor consideración:

Con motivo del bloqueo llevado a cabo en nuestras instalacionespor orden del Sindicato Aceitero de Necochea, no permitiendo el ingreso y egreso de camiones, circunstancia a la que debe sumarse el quite de colaboración de nuestro personal. no se puede operar la Planta con el nivel de seguridad que exigen tanto los procedimiento internos de la empresa como la normativa nacional sobre Seguridad e Higiene.

En consecuencia, hasta tanto se normalicen las condiciones para permitir un trabajo seguro, se suspenden las actividades productivas, quedando Ud. liberado de prestar servicios.

Durante el lapso en que no desarrolle tareas, Ud. percibirá los salarios básicos establecidos por la normativa legal vigente para la actividad.

Cuando cesen los inconvenientes señalados, le haremos saber en qué momento debe reintegrarse a sus tareas habituales.

Saludamos a Ud. muy atentamente.

Paritarias

Scott destacó que las versiones que introdujo Cargill en el debate (medios locales mediante) acerca de que su reclamo es salarial, son falsas. Lo que reclaman los trabajadores es el pago de horas de huelga según dicta la ley una vez terminada la conciliación. "De salarios ni hemos llegado a hablar", dijo. "Nosotros lo único que queremos es que se arregle lo que nos descontaron mal y en respuesta a eso nos están pegando una "apretada" de cierre de fábrica..."

Además, el dirigente contó que los medios no están prestando atención a su versión y denunció incluso que una reconocida radio local les pidió dinero para darles cobertura. 
 
Desde diferentes medios locales se reprodujo en las últimas horas la versión de que la empresa suspendería sus actividades durante seis meses, en lo que representa una maniobra (según los trabajadores) para meter miedo en las protestas y que la gente vuelva a sus puestos de trabajo.
 
Los trabajadores en la puerta de la planta son alrededor de 60 y van rotando por turnos. "Estamos abiertos a una propuesta de Cargill pero no hay propuestas, solo aprietes", cerró el sindicalista.

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