UN POCO CÍNICO

Movimiento Evita denuncia el oportunismo de Massa: ¿Y el de ellos?

Mientras el Movimiento Evita en Necochea denuncia el "opor,tunismo" de Sergio Massa en el tema del anteproyecto de reforma del Código Penal olvida su propio oportunismo al condenar al concejal radical Alberto Esnaola, en su condena pública por el cruce con "Pinino" Izzo.
lunes, 17 de marzo de 2014 · 13:18

NECOCHEA (Cuatro Vientos) - El Movimiento Evita lanzó un comunicado fustigando el "oportunismo" de Sergio Massa por criticar el ante proyecto de reforma del Código Penal que evalúa lanzar al ruedo el gobierno de Cristina de Kirchner:

Ante el show montado por sus asesores mediáticos ( mezcla de oportunismo político, demagogia e irresponsabilidad sobre un tema tan delicado ) del Diputado Nacional Sergio Massa y sus representante locales del Frente Renovador , sumado al curioso y llamativo silencio del Intendente Interino, Jose Luis Vidal, y de su Secretario de Gobierno, Dr José María Alvarez, sobre el tema, el Movimiento Evita Necochea-Quequén, como parte integrante de Unidos y Organizados, se ve en la necesidad de condenar las lamentables expresiones del Frente Renovador ante el impulso por parte de nuestro Gobierno Nacional de una reforma integral del Código Penal.

Cambios que son necesarios en un Código que tiene más de 150 años, que ha sufrido más de 900 reformas y constituye un cuerpo de leyes amorfas y contradictorias ya que, por ejemplo, ante las últimas reformas de Blumberg, hoy tiene más pena quien encubre el robo de una vaca que aquel que encubre un homicidio. En tal sentido es necesario un ordenamiento que lo nutra de coherencia y racionalidad; no podemos castigar al robo con una pena superior que al homicidio, por todo ello la Presidenta de la Nación encomendó a una comisión multipartidaria de prestigiosos juristas la reforma del Código Penal, entre quienes figuran el ministro de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, el ex juez León Arslanian, el jurista radical Ricardo Gil Lavedra, la ex diputada socialista María Elena Barbagelata y el diputado macrista, Federico Pinedo.

Es necesario que en este tiempo los argentinos discutamos maduramente un nuevo Código Penal; lamentamos que Massa y su espacio político, antes de sentarse a leerlo, lo hayan rechazado en declaraciones que responden más al marketing político y a las ansias electorales de 2015 que a la política y los intereses del pueblo.

Creemos que con declaraciones tramposas y falsas que consisten en generar miedo en la ciudadanía tergiversan las reformas propuestas por este anteproyecto, que es un borrador, simplifican el derecho penal a la sola aplicación de penas privativas de libertad, desconocen que es el Código Procesal y no el Penal quien determina la libertad de los procesados perdiendo de vista que el objetivo final del derecho penal es la reinserción de los ciudadanos que han incurrido en algún tipo de delito en nuestra sociedad.

Proponen además una consulta popular inconstitucional para dicha reforma, perdiendo de vista que el Poder Legislativo, compuesto por representantes del pueblo y de nuestras provincias, con sus respectivas comisiones, es el ámbito en el cual deben discutirse este tipo de cuestiones.

Nuestra sociedad se debe un debate sobre dicha reforma aunque algunos, producto del miedo, prefieran no hacerlo; este anteproyecto, al contrario de lo expresado por Massa y su representantes locales, Facundo López y Cristina Biar, aumenta la pena de 159 delitos y baja las penas de otros 116, incluye 85 nuevos delitos y despenaliza 17 conductas.

Consideramos que es el inicio de la discusión pero para ello revaloricemos el rol de nuestras instituciones, y permitamos que sea el Congreso Nacional quien sintetice el sentir de Nuestro Pueblo al respecto.

Para hacerle honor a la justicia, vale la aclaración sobre el comunicado firmado por Roberto Gómez y Luciano Lescano.

Las declaraciones emitidas por el Movimiento Evita parecieran ser más una proyección de las propias falencias del kirchnerismo que una crítica seria hacia los dichos del massismo que, por otro lado, resulta algo cierto que parecen oportunistas. De cualquier manera, no es más cierto que las respuestas del kirchnerismo más kirchnerista a Massa tengan la misma voluntad de oportunismo político: las gestiones de Cristina y Néstor se manejaron históricamente por contraposición y siempre encontraron un adversario para proyectar sobre él sus propios defectos.

En el tema del Código Penal, el oportunismo político también viene de la mano del oficialismo. Necesitado de una agenda de confrontación, el kirchnerismo elige necesariamente un tema complejo para seguir con su teatro de "transformaciones" sin una búsqueda real. 

Creer que en el año y medio de gestión que le queda el gobierno de Cristina, el kirchnerismo va a buscar seriamente una modificación de fondo de un Código Penal que funciona (con sus defectos y virtudes) desde hace 150 años en el país es o ingenuo o abiertamente cínico. 

¿Espera el kirchnerismo que así como se jactan de su perspicacia al momento de encontrar conspiraciones en su contra no sean valorados de la misma manera cuando tratan de imponer una agenda que le sirva de escudo en una gestión fuertemente desgastada y en declive? Es una cuestión de simple sentido común que se observa cuando se supera la pasión partidaria o el encono goriloide de los pudientes más desinformados.

El anteproyecto de reforma del Código Penal, por más opositores que hayan participado de su armado, no es más que otra forma que llevan los cristinistas para mantener la atención en cualquier lado. Mientras tanto, por ejemplo, los precios cuidados son la forma oficial de ir imponiendo la inflación de manera gradual (se maneja con modificaciones trimestrales).

Basta con ver qué es lo que cambió realmente la tan mencionada (hasta el hartazgo) Ley de Medios: durante tres años el gobierno y su militancia obsecuente repitió el discurso de la necesidad de acabar con un monopolio mientras permitía el florecimiento de oligopolios regionales (caso Vila Manzano en el Cuyo, por ejemplo) sin siquiera inmutarse. Desde luego, el grupo de Vila y el ministro menemista (contradictoriamente amigo de un gobierno que se llama antimenemista), brinda su apoyo al gobierno y buscó quedarse con parte de los medios del grupo Clarín, entonces en ese caso el kirchnerismo nada dijo.

Lo cierto es que la pelea con Clarín demostró en realidad una sociedad tácita entre el gobierno y el multimedio. Clarín nunca antes vendió tantos ejemplares y el gobierno encontró un enemigo, vital para cualquier populismo, que parecía dirigir su agenda y hasta lo dejaba parado como un verdadero adalid de la justicai social contra los intereses espurios de siempre que opacan el crecimiento imparable de la voluntad popular...

En ese caso puntual, el oportunismo del kirchnerismo fue tan claro como el que ahora denuncian: durante tres años prometiron cambiar la sociedad argentina transformando los medios y lo único que ganaron fue tiempo de una gestión que se sostiene a fuerza de prebendas y planes sociales que son más parches y generadores de favoritismo pasional que prácticas de una política de estado real e interesada en el real desarrollo de las clases más bajas. No hay que olvidar que la inflación (provocada por un gobierno que usa la lógica capitalista pero la detesta cuando no lo favorece) afecta mucho más a las clases de menores ingresos que al resto.

Pero no se trata aquel del único caso de oportunismo. La marchita reforma judicial también fue causa abortada por el oficialismo. Aparentemente, el rating de la pelea que intentó iniciar el gobierno para tomar la iniciativa luego de un fin de 2012 nefasto (cacerolazo masivo en el obelisco y paro de camioneros mediante) duró menos que una flatulencia liberada. A pesar del fervor de sus militantes en aquel entonces, ahora parecen haber olvidado ese encare nac & pop, Cristina prefirió apuntar sus cañones en otra dirección.

Otro ejemplo del oportunismo político K sucede ahora mismo en el Vaticano, donde Cristina nuevamente va a santiguarse frente al ahora Papa Francisco, antes cardenal Jorge Mario Bergoglio, aquel que no fue atendido pese a los 18 pedidos de audiencia que hizo el clérigo mientras residía en Buenos Aires y era solamente el jefe de la Iglesia, pero de cabotaje.

Y así se reiteran los ejemplos.

¿Acaso no fue oportunista el comunicado de los militantes k en contra de la reacción de Alberto Esnaola contra el periodista Gabriel "Pinino" Izzo, a quién por poco no catalogaron de nazi fascista contra la libertad de prensa? ¿Alguno fue a preguntarle a Esnaola qué fue lo que pasó? 

Sería interesante que la clase política toda, tanto en el país como en la ciudad, fueran más rápidos para elaborar políticas concretas que discursos que sirven a sus propósitos electoralistas o de dominación de una agenda que rara vez responde de manera honesta a los intereses de la población.
 
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