Tocó Jeites: Un encantamiento en el Teatro París

Jeites desplegó toda su magia en vivo a su regreso de una gira que los tuvo fuera de la ciudad por varios meses. Fue en el Cine Teatro París.
domingo, 27 de julio de 2014 · 11:48
NECOCHEA (Cuatro Vientos) - Jeites se presentó este sábado 26-07 en el Cine Teatro Paris dejando una estela de colores, melodías y ondas de amor a su paso (?). Jipis divinos, los chicos de Jeites, se bajaron de La Isoca (el bondi que los sacó de gira en los últimos meses por el norte del país junto a los chicos de El Plan de la Mariposa y Qki Dones) y aparecieron por el teatro para tocar de locales.

De telonero estuvo Ubuntu, una banda de 2 integrantes que tienen 2 integrantes "holográficos" más. El tema es así: tocaron en vivo el bajista y el guitarrista y cantante, y sobre el telón de fondo se proyectó un video con  el audio de ellos mismos tocando la batería y arreglos con otros instrumentos. El resultado fue una presentación multimedia de pop punk bajo un nombre más que interesante (Ubuntu), que en lengua zulú viene a significar algo así como "empatía" o, para ponerlo en otras palabras, "soy porque nosotros somos".
 
Ubuntu en vivo
 

A lo largo de 6 canciones los chicos de Ubuntu fueron calentando un público que de entrada, había ido al teatro para amar a Jeites. Aplausos para Ubuntu, ansiedad y siendo las 22:14 la banda de los jipis divinos arrancó a pleno.

Bajo luces rojas, verdes y violetas, con una escenografía llena de plantas y sombreros de cotillón colgando, se abrió el telón con la banda ahí sonando, tranqui al principio, para explotar en las palmas del público después, al primer amague de fiesta latente. En la segunda canción, Joa ya mencionaba eso de "entrar al nagual" y se revelaba su faceta mística, que envolvió mágicamente a los presentes todo el tiempo (para más info, preguntar por  Don Juan, Genaro y Carlos Castaneda).
 
 


Ver Jeites en vivo te lleva a Traslasierra quizá, a estar alrededor de un fuego junto a amigos mirando el cielo, cantandole al amor cercano que se ve desde lejos, al sampedro, a la magia natural de las quebradas, los ríos y las montañas en ese mejunje musical que escuchás cuando salís de mochilero por el mundo, con reggae, rock, cumbia, samba y todos los ritmos de Latinoamérica cruzándose como un bochinche atolondrado. Adelante, siempre, coros y armonías perfectas con bajos profundos y cadencia hipnotizante.

En el cuarto tema se reveló lo colgado: el percu había perdido la mochila. La estuvieron buscando desde la prueba de sonido, mucho antes de empezar. Alguien en el público la encuentra debajo de una de las butacas, la devuelve y sigue la fiesta, que luego de cantarle el feliz cumpleaños a Tomás (bajo) explota del todo: las chicas no se pudieron contener frente a la cumbia, los coros los hacía la gente, todos fuera de sus asientos se agolparon contra el escenario bailando y cantando... apareció por ahí una bandera de la banda agitada por los fans.  
 
 
 

Jeites puede pasar de riffs crudos de metal a ritmos caribeños de ska de un momento a otro, llenos de humor y simpatía. Algunas canciones son sólo coros y una guitarra, otras son guitarra y público y otras parece que se tocaran solas, como si la música ya estuviera ahí en el aire y todos los presentes no fueran más que un canal para que todo eso se exprese. 

Quizá una de las cosas más hermosas del grupo (porque Jeites es hermoso), es el concepto de "evolución" que despliegan en su presentación: la banda es un vivo ejemplo de eso, que pasó de grabar canciones con una guitarra y dos voces a lo beatle en Internet a tener este bello sonido, prolijo, ajustado, de 5 tipos que ensayan y se han tomado el trabajo de expandir un mensaje de amor sincero por el mundo. 

Precisamente esa evolución los llevó por el norte del país y algunos países vecinos en La Isoca junto a El Plan de la Mariposa y Qki Dones. "Estuvimos limandonos y evolucionando juntos", comentó al pasar Joaquín, contando la experiencia. Y para graficarla, la música en clave de samba explotó una vez más cantando que "hay que reinventarse" y, sobre todo, que "hay que bailar". Mientras tanto caían piñatas y globos del techo.

Llegando a la veintena de canciones la banda empezó a despedirse. Muchos niños jugaban con globos por entre los asientos y a los costados del escenario, la fiesta sana y familiar tocaba a su fin cerca de la medianoche. De hecho, para cerrar la banda invitó a todos los chicos presentes en el lugar a bailar con ellos en las últimas canciones.
 
Los chicos arriba del escenario
Unplugged de Jeites en el París

Restaba un último regalo: para cerrar un show impecable, los Jeites ya con los instrumentos desenchufados y las luces encendidas, lejos de la parafernalia multimedial que ofrece la insfraestructura del teatro, tomaron guitarras, cajón peruano, maracas y voces peladas e hicieron un acústico de dos temas cantando ahí, mano a mano con la gente, llevándolos al fogón aún sin tener el cielo estrellado encima.

La banda grabó durante su presentación un DVD en vivo que verá la luz en el futuro. Entretanto, a través de Facebook se filtró alguna imagen clandestina de lo que fue el acústico final.

 

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