PENSÁ Y SALÍS

La Máquina de Impedir: Reflexiones sobre los "NO" de Necochea

El "no" de siempre de los necochenses aplica en ciertos casos mientras que en otros es silenciado. Es necesaria la reflexión sobre "la máquina de impedir" en la ciudad y su verdadero carácter.
sábado, 26 de septiembre de 2015 · 14:12

NECOCHEA (Cuatro Vientos) - De tan repetidas, algunas frases pierden su sentido original. Se olvidan sus significados, se dan vuelta, se tergiversan. Pierden su utilidad. Y una gran mayoría las repite por ignorancia, y una pequeña minoría las repite por malicia.

"La máquina de impedir” es una idea desarrollada en un libro del mismo nombre, escrito en 1981 por el periodista Emilio Perina, quien fue también asesor de Carlos Menem y amigo personal del ex ministro de economía Roberto Alemann. La frase fue repetida hasta el cansancio durante el menemato por sus periodistas militantes. En su contexto original, y su contexto era la última etapa del plan económico de la dictadura militar, se refería a la acción del Estado en su regulación de la economía, intento de control que dificulta el hacer cosas, obstaculizando todos los emprendimientos innovadores y creadores, impidiendo el desarrollo. Se refería puntualmente a la política económica del primer peronismo. Es una frase y una idea profundamente liberal, que acusa a todo intento de control como una traba al libre juego de los mercados.

Años después, fue usada durante el primer estadio del kirchnerato, para aludir a una oposición que no permitía en el poder legislativo las acciones propuestas por el ejecutivo. La máquina de impedir era todo aquello que buscaba controlar las acciones del poder ejecutivo.

En nuestra ciudad, es una muletilla muy utilizada tanto por políticos como por formadores de opinión. Son los abanderados del progreso, quienes más utilizan esa frase, y la usan con todo su sentido liberal, pero ya no es el estado quien impide, sino la ciudadanía. Los mitos de la máquina de impedir y del progreso, van de la mano.

Puntualmente, se la usa cada vez que los vecinos expresan su oposición a planes privatizadores, o sus dudas respecto a las intenciones del municipio en la administración de la cosa pública. El solo cuestionar, o pedir un debate, o solicitar información, es visto como un impedimento. Y si las cosas no pueden hacerse, no es por la inoperancia de nuestra dirigencia, sino porque la "máquina de impedir” se opuso.

La máquina de impedir es entonces, todo cuestionamiento a las decisiones que buscan imponerse desde el poder, tanto político como económico. La máquina de impedir, es toda mirada distinta a la hegemónica. La máquina de impedir es todo intento de control de las acciones de nuestros gobernantes, es todo intento de limitar el avasallamiento de los mezquinos intereses económicos sobre los intereses de la comunidad.

¿Funciona realmente la máquina de impedir? La venta irregular de tierra publica para hacer el Barrio Médanos, no pudo ser impedida. El robo de la arena por parte del municipio, no pudo ser impedido, ni siquiera por vías judiciales. La entrega del Chiquero, no pudo ser impedida en el Concejo Deliberante. La policía municipal, a pesar del NO rotundo en las urnas, no pudo ser impedida. Evidentemente, si la maquina existe, no funciona muy bien que digamos. La maquina no pudo impedir la muerte de Melisa ni el "suicidio” de Noa en una comisaría. La maquina no sirve contra la pobreza ni contra el hambre, y menos contra la corrupción. Y ya ni siquiera sirve para defender lo poquito que queda, que todavía nos pertenece a todos.

Y por el estado en que se encuentra el distrito, es evidente que la maquina existe ¿Pero cuál es realmente esa máquina de impedir de la que tanto hablamos? La maquina es el estado municipal, ineficiente y burocrático por definición. La maquina es el gobierno municipal, mas ocupado en conservar el poder que en gobernar la ciudad. La maquina es la corporación política, que no hace nada que no sea a favor de sus propios intereses partidarios. La maquina es una reducida clase social que no invierte si no obtiene beneficios extraordinarios, y a fuerza de billetera, se opone a todo lo que signifique resignar aunque mas no sea un cachito su posición de privilegio, una clase social que recurre al estado solo para legalizar sus chanchullos. La maquina son la mayoría de los medios de comunicación, que no informa mas allá de lo que les conviene y alquilan su voz para decir lo que les pagan. La maquina es todo un sector de la población que no se involucra, que no participa, que opina sin estar informada y solo critica por deporte.

La máquina de impedir, es la improvisación constante, la mediocridad característica, la falta de un plan, la ausencia de información.

La maquina son todos los hijos de puta que tanto abundan en la ciudad, todos los negreros explotadores, todos los ignorantes con una pequeña cuota de poder y una enorme cuota de soberbia.

La maquina es la hipocresía, la mentira, el no te metas, el egoísmo. La maquina es el "primero yo, y después también yo” en cada esquina de este pueblo.

La maquina es la falta de un acuerdo mínimo y básico entre todos los ciudadanos, sobre cuál es la ciudad que queremos.

La máquina de impedir que nos aplasta e inmoviliza, es la desconfianza que supimos construir entre nosotros. Y cada uno cuidando su quintita (y más de uno afanando los tomates de la quintita ajena).

Y en esta enumeración, entramos casi todos los vecinos de la ciudad (yo incluido)

Esa es la maquina. Pero toda máquina, es una sumatoria de engranajes y mecanismos que trabajan coordinados. Alcanza con que falle un engranaje para que toda la maquina se detenga. Cada uno tendrá que revisar, que es lo que hace y que es lo que deja de hacer, que es lo que piensa y lo que deja de pensar. A que dice que si, y a que dice que no. Cuál es su función entre los engranajes de la maquina.

Romper la maquina, es una decisión de cada uno de nosotros.

Ernesto Aleman (uno mas de los engranajes de la maquina)

 

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