Cannabis medicinal: Una mamá necochense cultiva para su hija con epilepsia

La Cámara de Diputados de la Nación dió esta esta semana media sanción a la Ley de Cannabis Medicinal, que autoriza al Estado a importar aceite de cannabis para el suministro de pacientes con enfermedades que aún no se determinan (resta esperar la aprobación en el Senado y la posterior reglamentación de la ley).

En los papeles, la norma habilita al Estado a producir e importar aceite de cannabis para los enfermos; habilita a realizar investigaciones sobre las propiedades medicinales de la planta y propone el registro de pacientes que podrían realizar su autocultivo cumpliendo una serie de requisitos. Según los expertos, la aplicación de la ley no alcanza ni al 10% de la potencialidad medicinal del cannabis.

En Necochea, la ONG Cannabicultores Necochea destacó a través de su presidente Maximiliano Yunes el "primer paso" que significa la ley, aunque no dejaron de notar las notables limitaciones de la norma.

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"Si bien dimos un gran paso el otro día con los diputados, se dejó de lado el autocultivo y es lo que estamos haciendo", dijo María Elena Belmartino, mamá de Inés, una nena de 5 años que padece de epilepsia refractaria y está recibiendo tratamiento con cannabis. Belmartino vive en Necochea y pudo iniciar el tratamiento con cannabis para su hija gracias a los aportes solidarios de los cannabicultores necochenses.

"Lo que salió en Diputados está bueno porque se va a estudiar el cannabis medicinal, que habrá una especie de regularización para que las familias que cultivamos tengamos una especie de certificado y con eso vamos a poder cultivar tranquilos (y algún familiar nuestro también)", explicó Belmartino

A pesar de celebrar la posibilidad de usar los aceites importados (como el caso del aceite Charlotte, practicamente el único fabricado de manera industrial), aclaró que "las características de esta enfermedad hacen que se produzca costumbre a la medicación, igual que la medicación del laboratorio que viene tomando y tener el autocultivo permite que uno tenga diferentes cepas". Esa posibilidad de tener que ir cambiando las cepas hace fundamental la necesidad del autocultivo en redes que van intercambiando diferentes genéticas para producir diferentes aceites. "La posibilidad de ir cambiando la cepa solo la permite el funcionamiento cooperativo", sostuvo.

Belmartino notó impresionantes mejoras en la calidad de vida de su hija desde que en septiembre comenzó a darle a su hija aceite de cannabis facilitado solidariamente (no por venta) por cannabicultores locales. El número de ataques de convulsiones de su hija se redujo drasticamente aunque es probable que eventualmente deba cambiar la cepa de la planta con la que produce el aceite para cuando el cuerpo de su hija genere tolerancia al medicamento.

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"Yo no sé si tengo tanto tiempo para dedicarme a las plantas y la verdad es que los chicos de cannabicultores de Necochea y Quequén son las principales personas que me ayudan", destacó Belmartino, que lamentó que no se autorizara abiertamente el autocultivo para recibir asistencia solidaria de manera legal.

El caso de Inés

"Arrancamos en septiembre a darle las gotas a Inés y ya desde la primer gota Inés ya no tiene más crisis convulsivas y mejoró muchísimo en su conducta", dijo Belmartino, que entró en contacto con los cannabicultores al ver que la medicina tradicional no estaba otorgando demasiadas mejoras a la calidad de vida de su hija.

"Llevamos dos meses y a partir de anoche empezamos a bajar un medicamento (Risperdal) que es terrible, es uno de los que más alteraban su conducta... Inés llegaba a morderse o nos mordía a nosotros, son medicaciones bravas", sostuvo.

De cualquier manera, el tratamiento apenas está comenzando y tiene mucho por mejorar. "Nosotros lo que hablábamos con el neurólogo es que no sabemos qué cepa le estamos dando. Les caímos a los cannabicultores completamente desesperados y con una necesidad terrible y nos dieron el aceite aunque no sabían exactamente de qué cepa se había hecho: vamos a tratar de coordinar un poco más las cosas en el futuro", agregó.

"La realidad es que el cannabis funciona en todas sus formas: yo no sé la cepa que le damos a Inés si es bajo en CBD o alto en THC pero funciona. En mi hija, sin saber la procedencia, está funcionando", dijo.

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Belmartino recibió de la ONG "Mamá Cultiva" dos plantas con las que ya se ha tratado a un chico en Mar del Plata y actualmente mantiene las plantas creciendo en su casa. 

"Desde el viernes que fui a hablar a una radio ya me han llamado una cantidad de madres que tienen hijos con cáncer en el cerebro, otras con autismo y lo que yo digo es que podemos ir con un proyecto al intendente, porque yo no dejo de ser una madre y hay como 500 enfermos que los cannabicultores no pueden cubrir a todos y hay una falta de estado presente", señaló.

"Esta es una lucha que se inició y no creo que se pueda parar", remarcó. "Nosotros lo que queremos con nuestra hija es que el tiempo que pase en esta vida lo pase de la mejor manera posible".

El caso de María Elena y su hija Inés es uno de muchos que a partir de la nueva legislación podrán ver mejorada la calidad de vida de su familia. Aunque todavía resta mucho por abarcar (sobre todo en materia de creación de redes de cultivadores para suministrar la demanda) el primer paso dado el miércoles marca un rumbo que pronto podría tener un horizonte más amplio, cuando se sumen más experiencias como testigos de la eficacia del tratamiento. 

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