¿Un juicio laboral millonario es lo que preocupa a los dueños de Ecos Diarios?

Nuevas revelaciones conocidas en las últimas horas arrojan luz sobre el episodio en el cual Sebastián Ignacio, uno de los propietarios del diario local Ecos Diarios, terminó denunciado por la agresión a un joven de 26 años en la sede del matutino.

Pablo Facundo Andersen Gómez recibió una golpiza por parte de Ignacio cuando fue a solicitar el pago de la liquidación de haberes de su padre, Juan Gómez, luego de 40 años de trabajo. La reacción de Ignacio no sólo generó malestar dentro de la redacción del diario (Gómez era un ejemplo de empleado leal y bien predispuesto), sino que además reveló el estado de preocupación en la dirección del diario.

Puntualmente, Gómez debía recibir una liquidación tras iniciar el trámite para jubilarse y el arreglo consistía en 4 pagos en cheques de 11 mil pesos. El segundo pago debía realizarse el 10 de julio y la empresa llevaba un atraso que movilizó el reclamo. La respuesta fueron los golpes de Ignacio en el ingreso del edificio.

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La reacción de Ignacio respondería a una fuerte preocupación dentro del diario por su situación financiera: no sólo el matutino vende apenas 1.000 ejemplares diarios en la semana y cerca de 3.000 los domingos, sino que además enfrenta varios juicios laborales por despidos arbitrarios, uno de ellos, millonario.

Desde que tomaron el control del diario, Jorge y Sebastián Ignacio perdieron todos los juicios laborales que enfrentaron y entre despidos y renuncias, unos 15 periodistas dejaron el matutino en los últimos dos años.

Ahora la preocupación de los Ignacio estaría centrada en la persistencia del ex secretario de redacción, Miguel Correa, que tras 25 años de trabajo, está elevando su caso hasta las últimas instancias en la Justicia. El intento de la empresa fue cerrar un arreglo por aproximadamente 300 mil pesos, algo que el periodista ha rechazado.

Violencia en la redacción

Lo que está claro cuando se recogen testimonios del día a día dentro de la redacción del diario es que el miedo al despido, los maltratos y las amenazas son cosa constante.

"El estado de nerviosismo de Zulu (Sebastián Ignacio) siempre fue así desde que él y el padre (Jorge) se hicieron cargo del diario. La relacion con los empleados siempre fue tirante en el dia a dia", relató a Cuatro Vientos un periodista que conoció de cerca el funcionamiento del Ecos.

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"Todos callan por miedo al despido", contó otra fuente. La respuesta de los empleados a los maltratos de los Ignacio generaban disputas internas entre aquellos que toleran esas situaciones y aquellos que buscaban plantarse.

Recientemente la dirección del diario habría contratado patovicas para concretar el despido de uno de sus empleados. En una ocasión el propio Ignacio habría sido desalojado de una audiencia de conciliación en el Ministerio de Trabajo por comenzar a los gritos.

El caso de Gómez podría cambiar la situación. "Ahora van a ver que esto le podría pasar a cualquiera", señala la fuente. Mientras tanto, el miedo dificulta el desarrollo de los juicios laborales pendientes. En al menos uno de los casos dos testigos se retractaron de sus dichos, aparentemente bajo amenaza.

Ahora la familia de Gómez espera el pago retrasado de la liquidación de haberes para su padre, que está siendo atendido en Bahía Blanca padeciendo una grave enfermedad. Se espera que este lunes la empresa abone la segunda cuota adeudada, aunque el miedo de Pablo Gómez a nuevas agresiones  quedó constando en la denuncia penal por lesiones que obra ahora en la justicia.

Al momento, los directivos del diario no se comunicaron con la familia ni con el joven para ofrecer disculpas o asistencia de algún tipo.

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