La terapeuta necochense Ángeles Wolder analizó 200 películas que permiten “sanar” la propia historia

domingo, 26 de mayo de 2019 · 11:29

La terapeuta necochense Ángeles Wolder Helling presentó su último libro en abril en la Feria del Libro de Buenos Aires “El reflejo de nuestras emociones: la descodificación de los sentimientos a través del cine”. 

En el analiza más de 200 películas para demostrar cómo el cine refleja nuestras propias historias y conflictos, y puede ayudarnos a elegir otra manera de vivir. Según la autora, nos lleva a hacer tomas de conciencia de situaciones dolorosas que hayamos podido vivir. Empatizamos con los personajes y lo que ellos están viviendo, y esto favorece la expresión de los sentimientos y emociones, tal vez muy guardadas, en el cuerpo y en la memoria. Ella invita a las personas a recuperar “sus fotogramas perdidos” en las películas y así poder rearmar las piezas de la historia personal y familiar que les tocó vivir.

Wolder nación en Necochea pero actualmente vive en Barcelona España donde dirige el instituto Ángeles Wolder que está formando a alumnos en distintas partes del mundo, especialmente en España, México y Argentina. La terapeuta estudió kinesiología en la Universidad de Buenos Aires y luego antropología social y cultural (Universitat Autónoma de Barcelona), pero su gran pasión siempre fue unir lo físico y orgánico con los traumas y conflictos emocionales en las personas.

El diario Clarín dialogó con ella para conocer más a fondo este método.

- ¿Qué es la descodificación biológica desde la perspectiva que vos la considerás?

- La descodificación biológica toma las explicaciones biológicas sobre el estrés fisiológico de diversas corrientes como la neurobiología, el síndrome de adaptación general de Hans Seyle, la teoría del sistema de inhibición de la acción (SIA) de Henri Laborit o la Nueva Medicina Germánica, entre otras. Es biológica purista y tiene como objetivo unir los conflictos o problemas que son generadores de estrés con los órganos que pueden expresar esas tensiones.

Con la descodificación se puede hacer una lectura del cuerpo y encontrar los códigos y las claves que nos muestran los mecanismos adaptativos que le han sido útil a la persona para poder sobrevivir. Las asociaciones las llevamos más allá de los síntomas, por ejemplo, uniendo órganos con comportamientos, formas de carácter, gustos, actividades o profesiones.

Descodificar es darse cuenta de lo que pasa en el cuerpo cuando contactamos con una memoria dolorosa en lugar de escapar.

Es desactivar la manera de haber vivido un evento traumático, un problema, un fuerte estrés. Si no lo hacemos, éste queda latente y busca una salida, por lo que la consecuencia será un síntoma. Descodificar es bucear en el inconsciente para descubrir y sacar a la superficie el malestar enquistado, para soltarlo y olvidarnos de eso porque, por lo general, cuando sufrimos o vivimos un fuerte trauma no somos capaces de tener una mirada integral de lo que está sucediendo debido al estrés.

- ¿Cómo se hace?

​- Realizamos la búsqueda de los conflictos que ha vivido la persona en situaciones y vivencias programantes en la infancia, el nacimiento, el embarazo, la concepción y en el árbol transgeneracional. Tan importante es revisar la historia de vida de la persona como su historia familiar, el impacto de lo que hemos vivido permanece en nuestro día a día hasta que le damos un lugar.

- ¿Cómo llegaste, siendo antropóloga, a este tema?

- Desde pequeña me apasionaba comprender el cuerpo humano y la función de cada órgano, lo perfecta que es la máquina del cuerpo humano. Cuando estudié antropología, ya no podía dejar de relacionar que algo sucedía cuando vivíamos eventos, situaciones o catástrofes y cómo afectaba al cuerpo. Ese pensamiento me llevó a buscar e investigar hasta que encontré el primer curso de descodificación biológica y todas mis dudas se resolvieron. Estudié con diferentes escuelas y me di cuenta que lo que realmente explicaba la relación entre el conflicto y la relación cerebro-psique-órgano era la visión biológica purista. Empecé a investigar y a poner en práctica todo lo que iba aprendiendo en consulta y el resultado no podía ser más esperanzador, con la buena pregunta encontraba fácilmente los conflictos y daba paso al maravilloso acompañamiento para vaciar las emociones retenidas.

La kinesiología y la antropología me permitieron tener una visión integral del cuerpo y el individuo y son una base muy importante en mi práctica profesional.

- ¿Y de qué manera entran las películas en todo esto?

- El cine es un reflejo claro de la sociedad y de los procesos individuales que, con su función de espejo, nos acercan a imágenes cargadas de emociones. Es una herramienta fantástica que nos permite descubrir las huellas dolorosas y descifrar el mensaje que quedó oculto. En descodificación los llamamos "fotogramas perdidos" que se han de recuperar para vivir tranquilos, y que se activan cuando se movilizan junto con las emociones. Es un recurso formidable para reconectar parcelas de nuestra historia que han quedado bloqueadas en el tiempo.

La película es la misma para cualquier espectador, pero cada persona reacciona o se conmueve de una manera diferente.

​Lo mismo sucede con los eventos en la vida. Son los que son y solo la manera de interpretarlos de cada uno hará que nos carguemos de estrés o vayamos más ligeros por la vida.

- ¿De qué manera lo aplicás?

- En mis cursos suelo usar las películas como una herramienta para relacionar el tema que se está trabajando, y lo asocio con que lo que hoy le preocupa a la persona suele estar muy bien reflejado en alguna creación artística. Para la descodificación biológica, el cine es una vía para acercarnos a las emociones y reconectar con nuestras propias vivencias. La clave radica en observar las películas como activadoras de recuerdos olvidados o reprimidos y usarlas para iniciar el camino de liberación y reconstrucción de nuestro ser.

- ¿Podés darnos algunos ejemplos de esta relación entre el cine y las emociones?

- En este libro he analizado más de 200 películas actuales y antiguas de 26 países diferentes, además de documentales y series de televisión. Intento no hacer spoilers de las películas, a excepción de un capítulo, sino de realizar el análisis de los conflictos que se pueden encontrar en la película.

Cada capítulo trabaja un tema diferente y se propone un ejercicio o una reflexión. Al final del libro hay un "emocionario" para que la persona elija el tema que desea trabajar y se remita a las películas que mejor lo reflejan. Volver a ver las historias de cine que más nos conmueven y prestar atención al lenguaje de nuestro cuerpo nos conecta con nuestra propia historia.

Por ejemplo, para trabajar la desvalorización, hay varias películas que reflejan fielmente este aspecto. Una película clave es Mis tardes con Margueritte (2010); despertó en mí una ternura especial y la necesidad de aceptar que los demás no determinan tu precio. Cayó del cielo justo cuando la necesitaba y creo que es de las mejores películas para ver la relación programación con adaptación de vida.

Otra película, La guerra de los Roses (1989), es el traspaso de una vida color de rosa a un despropósito de incomunicación, luchas intestinas, violencia, rencores, odio y necesidad de destruir literalmente al otro. La sorpresa fue mayúscula al enterarme que se trata de un caso real que fue guionado. Es una película idónea para trabajar la incomunicación, porque también hay falta de amor cuando nos herimos unos a otros en la comunicación.

El juego de Gerald (2017) fue imposible verla de un tirón. Hasta la tercera vez no pude verla hasta el final y agradezco haberla visto entera porque es un buen elemento para ver el impacto de los conflictos y la huella que dejan. Es la película que elegí para hacer un capítulo completo de la película y spoilear cada fragmento. Es muy dura porque permite trabajar el incesto, el abuso sexual y la violación. La película usa el viaje de ida y vuelta desde el presente angustioso al pasado similar. Aceptar el origen de los miedos y luchar para no enloquecer en la completa soledad.

Si pensamos en una película que vimos hace poco: ¿qué emociones te provocó? ¿Qué tipo de situaciones te desbordan más? ¿Viviste alguna situación similar en tu infancia? Esta es la invitación, a reconectar con parcelas de nuestra historia que han estado bloqueadas; el cine despierta esas emociones y nos permite integrarlas.

 

 

66%
Satisfacción
8%
Esperanza
0%
Bronca
4%
Tristeza
0%
Incertidumbre
20%
Indiferencia

Comentarios

Otras Noticias