Agroquímicos: La prohibición afectaría apenas a un 7% del territorio total del distrito

domingo, 2 de junio de 2019 · 23:10

Se celebró este viernes en el Centro Cultural Biblioteca Popular Andrés Ferreyra una charla de construcción y apropiación de espacios urbanos promovida por la agrupación socio ambiental El Parque No Se Vende, en la que se presentaron disertaciones sobre la organización territorial de las áreas urbanas del distrito y el juego de intereses que corren en la dinámica entre los sectores productivos y la población.

En ese contexto es que referentes como la ingeniera Susana Laborde y el arquitecto Ernesto Aleman señalaron a grosso modo las diferentes variables que están en juego para la utilización del territorio que conforman el ejido urbano de Necochea, Quequén y las localidades del interior del distrito como Juan N Fernández, La Dulce o Claraz.

El Parque No Se Vende es una agrupación socio ambiental que surgió hace cinco años oponiéndose al proyecto del EMPAR por el que se pretendía crear un ente autárquico de administración territorial del Parque Miguel Lillo, algo que se percibió como la apertura de un ciclo de concesiones que limitara la libre circulación por los terrenos arbolados. Con el correr de los años la agrupación empezó a revisar el uso del espacio público no sólo en el parque sino también en la ciudad en su relación con el campo, tanto en materia económica como en relaciones de organización, autoridades responsables, marcos legales, etc.

Producto de esa revisión es que los ambientalistas descubrieron que se está realizando en el distrito usos de suelo prohibidos por la ley. Los ambientalistas señalan lo que dicta la ley: hay tres áreas reconocidas en las que se distinguen diferentes usos: el área urbana, donde reside la población y se instalan algunas industrias; el área complementaria, conformando un anillo en el que se desarrollan actividades agrícolas de quintas (agricultura intensiva); y el área rural, basicamente para prácticas de agricultura extensiva.

En la presentación del tema los ambientalistas denunciaron una situación naturalizada: el uso del área complementaria para actividades prohibidas por la ley hace que se rocíe veneno sobre terrenos aledaños a áreas residenciales, con consecuentes y severas consecuencias sobre la salud de la población. 

La propuesta de los ambientalistas es simple y reproduce ideas similares que se han ejecutado en otras localidades: generar una especie de "banda territorial" en la que esté prohibido el uso de agroquímicos que afectan la salud de las personas. En total, el territorio que podría verse afectado por una eventual prohibición de ese tipo apenas llega al 7% del total, incluyendo terrenos a la vera de los caminos y en las orillas de los cursos de agua.

El Parque No Se Vende está actualmente trabajando en su conformación como ONG con personería jurídica, por lo que en un futuro podría comenzar a accionar sobre el uso del territorio el área complementaria aportando conceptos para su reutilización en la producción de alimentos que limiten el uso de químicos.

De la charla realizada en el CCN/BAF contó con la presencia y participación de otros grupos ambientalistas que también apuntaron al uso del espacio público en el marco del cuidado del medio ambiente: el grupo "Compromiso Costero" hizo referencia a la necesidad de cuidar las playas, los frentes costeros y los cordones dunosos del distrito; y la agrupación "Playas sin motores" acompañó tras la aprobación de un proyecto para limitar el paso de vehículos a motor por las arenas de la playa.

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