Parque Lillo Paisaje Protegido: El increíble razonamiento de una concejal para oponerse a cuidar el parque

sábado, 3 de octubre de 2020 · 12:41

El tratamiento de un decreto para impulsar la declaración de Paisaje protegido por la provincia al Parque Miguel Lillo enseñó este jueves que hay algunos concejales que sencillamente no están a la altura de sus bancas, emitiendo desde sus puestos argumentaciones falaces, construyendo relatos extraídos de una búsqueda de Google y haciendo extrapolaciones que no aplicaban al caso.

Fue el caso de la concejal Eugenia Vallota (PRO) que, quizá en busca de una notoriedad que no ha logrado conseguir con proyectos propositivos, intentó justificar su negativa para que se busquen herramientas para proteger al parque Miguel Lillo de eventuales iniciativas privatizadoras.

Este jueves el bloque UCR de concejales presentó una iniciativa para que el HCD completo le solicitara al intendente Arturo Rojas que impulse gestiones frente a la provincia para que se declare Paisaje Provincial Protegido al Parque Miguel Lillo y la concejal confundió los tantos de tal manera, que varios de sus compañeros le realizaron correcciones.

"Mabelita" Vallota, como la bautizara la periodista Verónica Bracone (ENE24) por sus frecuentes intervenciones con argumentaciones de sentido común sacados de chismes de barrio, se opuso rotundamente a la protección del parque extrapolando el caso con Cariló, aún cuando el ejemplo no aplica dado que la localidad del partido de Pinamar fue construída sobre un pinar privado y no se trataba de un parque público.

Citando como propias palabras extraídas de un texto encontrado en Google que se refiere al caso de Cariló como Paisaje Protegido, Vallota ensayó una explicación que no le quedó clara a nadie, argumentando que la ley de Paisaje Protegido y su reglamentación eran incoherentes entre sí.

"¿Por qué es incoherente esta norma? Porque si uno está pensando que va a intervenir para proteger el medio ambiente, no habría un impedimento al derecho de propiedad. O sea, si tengo que expropiar, el Estado va a decidir su uso, su acceso y su circulación y entonces quien es propietario hoy en el marco de lo que sea considerado el Parque Miguel Lillo, debería ser expropiado", señaló.

Aunque la concejal parece no haberlo notado, el parque está sobre terrenos que ya son de acceso, uso y circulación dispuestos por el Estado, en terrenos cedidos por la familia Díaz Vélez. Cualquier uso fuera de lo establecido en los términos de la entrega podría disparar un juicio multimillonario sobre la Comuna.

No sólo la edil no comprendió la naturaleza de la cosa debatida, sino que además tuvo tiempo para hacer señalamientos sobre las organizaciones que están abocadas a la protección del predio. Por alguna razón desconocida, Vallota señaló como hipotéticas las intenciones de los ambientalistas de proteger el parque y las definió como "la oposición por la oposición misma", aún cuando estaba mostrando que desconocía el tema que se estaba tratando.

La confusión de Vallota no terminó ahí y definió al proyecto como una forma de "patear la pelota para que el intendente se haga cargo". Desafortunadamente la concejal tampoco comprendió la naturaleza de la norma propuesta, algo que le fue señalado por otros concejales durante la sesión: la idea del proyecto fue que el HCD le pidiera al intendente que impulsara gestiones frente al gobierno provincial, algo que es precisamente una atribución del Ejecutivo Municipal y la forma de funcionamiento del Estado.

Si bien la intención de la concejal era simplemente oponerse a la iniciativa por considerar que el parque debe ser un espacio de desarrollo urbanístico (quizá se refería abiertamente a la venta de terrenos, algo que es harto sabido que es imposible de realizar), el intento de argumentación quedó trunco y reveló la falta de preparación de la edil para dar el debate.

Finalmente el proyecto fue aprobado por mayoría y ahora quedará en manos del Departamento Ejecutivo avanzar con la iniciativa, que en ejercicios anteriores llegó incluso a tener media sanción en la legislatura bonaerense. Aunque el oficialismo intentó contener el avance de la propuesta, la argumentación fallida de la edil le hizo flaco favor tergiversando argumentos y mostrando que a veces el silencio es la mejor opción cuando se desconoce el tema que se trata.

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