Finalmente esta mañana se concretó el desalojo de la casa de calle 8 entre 79 y 77 donde funcionaba el Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) Dr Carlos Fucile, el único centro de atención de salud en la Villa Balnearia.
Con un camión municipal, de los mismos que semanas atrás le produjeron la muerte a un joven motociclista por circular sin frenos, una cuadrilla de trabajo retiró muebles y otros efectos de la casa, cuya dueña tuvo que recurrir a la justicia para que se ordenara el desalojo en virtud de una deuda de alquiler que la Comuna no saldaba.
De este modo, la atención en salud pública en la Villa Balnearia quedó aún más resentida que antes, dado que el nuevo edificio que financió el gobierno provincial para que funcione el CAPS en calle 71 y 4 todavía no está terminado, y la Municipalidad no ha ofrecido ninguna información acerca de cuándo estará listo. Aunque la obra tiene financiación provincial y lleva dos años de puros anuncios, los avances han sido más bien lentos a pesar de ser una de las pocas obras importantes que tiene para mostrar la gestión de Arturo Rojas al frente del municipio.
Del mismo modo que no anuncia el plazo para terminar la obra, la Municipalidad hasta el momento tampoco ofreció información oficial acerca de dónde se dará atención mientras se acomoden las cosas. Es más, oficialmente la gestión Rojas salió a negar que hubieran problemas con el alquiler del CAPS, algo que en vistas del desalojo no era más que una maniobra para desviar la opinión pública frente a la indignación de vecinos y pacientes que ven (de nuevo) como se resiente el magro servicio que presta la Comuna.
El cierre del CAPS, el recorte y la desinformación que llegó detrás son una combinación a la que la gestión Rojas ya está acostumbrada, casi como si se tratara de una forma de gobernar y hacer política. Mientras tanto, los vecinos siguen perdiendo servicios y el Ejecutivo sólo atina a seguir adelante con los aumentos de tasas y los rentables negocios que motorizan a sus propios funcionarios.