INFORME CIENTÍFICO

La exploración petrolera frente a las costas de Necochea traería consecuencias irreversibles para las ballenas francas

sábado, 9 de abril de 2022 · 11:51

El científico necochense, Luciano Valenzuela, explicó mediante un informe los efectos negativos de la actividad petrolera en la zona de Necochea y Mar del Plata para las ballenas francas y sostuvo que podrían ser graves para esta población.

En una publicación en el portal Ballenas.org.ar, el investigador del CONICET-UNCPBA y del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB)utilizó evidencias históricas y actuales obtenidas con investigaciones científicas de alto nivel, para mostrar que nuestra zona un área importante de alimentación de las ballenas.

El informe completo: 

El año 2022 se inició con una fuerte polémica generadas por la decisión del gobierno argentino de suspender los plazos del procedimiento de evaluación de impacto ambiental del Proyecto denominado “CAMPAÑA DE ADQUISICIÓN SÍSMICA OFFSHORE ARGENTINA; CUENCA ARGENTINA NORTE (ÁREAS CAN 108, CAN 100 Y CAN 114) y a autorizar a la empresa Equinor Argentina a la realización del proyecto “ADQUISICIÓN SÍSMICA 2D-3D-4D OFF-SHORE EN BLOQUE CAN 108 -CAN 114”. Esto significa que se otorgó permisos para la realización de prospecciones sísmicas para determinar la presencia de hidrocarburos para una futura explotación en la zona denominada Cuenca Argentina Norte.

El Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), a través de diversas acciones, manifestó su rechazo con fundamentos científicos. Entre los mismos, resaltó la superposición de la actividad propuesta con un área muy relevante para las ballenas francas durante su época de alimentación en primavera y verano. Sin embargo, en diversas publicaciones y declaraciones se ha dicho que la zona prevista para realizar las prospecciones es solo un área de paso o tránsito de las ballenas, y que el mayor efecto sobre ellas sería un cambio momentáneo en su rumbo de viaje.

Esto es falso y sobre este tema en particular voy compartir lo que sabemos sobre las ballenas francas australes, a partir de la información científica más completa que existe sobre la temática en Argentina. También explicaré por qué consideramos que esta área es crítica, particularmente para los individuos que usan esta zona, los que representan la porción de la población potencialmente más vulnerable.  Esta información debería ser tenida en cuenta por quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones sobre el futuro de la diversidad marina de nuestro mar.

En el mapa se pueden observar los bloques de la Cuenca Argentina Norte (CAN) donde se encuentran las areas en cuestión.

Las actividades se llevarán a cabo costa afuera, en aguas federales, a más de 300 km al sudeste y 400 km al sur de la ciudad de Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires.

Voy a comenzar primero a explicar a donde se alimentan las ballenas francas australes que utilizan el área de cría de Península Valdés y así responder la siguiente pregunta: ¿La Cuenca Argentina Norte es una zona de alimentación?

Las ballenas francas australes se distribuyen en el Hemisferio Sur, y las áreas que usan para su reproducción y alimentación, abarcan regiones y épocas específicas y definidas en cada población.

En particular, las ballenas que estudiamos en Península Valdés durante la época de cría (nacimiento y amamantamiento) entre abril y diciembre usan varias áreas de alimentación en el verano. Pero no todas las ballenas van a todas esas áreas, algunas se alimentan en aguas de altas latitudes, destacándose las regiones cercanas a las Islas Georgias del Sur, y otras se alimentan en regiones ubicadas “al norte” de la Península Valdés, en la plataforma continental del Mar Argentino. Esta zona en particular, abarca las áreas propuestas para las actividades de prospección sísmica.

Esto que afirmo se basa en los últimos 50 años de estudios científicos del Programa de Investigación Ballena Franca Austral. Hemos generado datos muy relevantes para comprender los procesos migratorios y estrategias de alimentación de la población de ballenas francas de Argentina, lo cual nos permite saber por diversos registros y estudios realizados , que la zona en discusión es un área de alimentación, no únicamente de paso.

Explicaré cada punto fundamental sobre el uso de estas zonas:

1 – Los registros más antiguos de la presencia de ballenas en esa zona fueron publicados en 1935 por el zoólogo Charles Townsend, quien confeccionó mapas que muestran la ubicación de los barcos balleneros al momento de cazar. A partir de este registro, sabemos que una flota ballenera norteamericana cazó allí ballenas francas australes entre los años 1760 y 1920.

En el siguiente mapa , se observa que esta flota en particular, cazaba durante los meses de verano mientras las ballenas se alimentaban en esta zona de bajas latitudes. Los registros presentados por Townsend muestran pocas capturas en regiones de altas latitudes.

Los mapas de Townsend fueron digitalizados y vueltos a analizar en 2012 por el Dr. Tim Smith y colaboradores, como parte del Proyecto Census of Marine Life que duró 10 años. Con las técnicas actuales, los investigadores obtuvieron las mismas conclusiones que los balleneros sobre la distribución de las ballenas. En base a estos análisis, además, inferimos que las ballenas que migraban y se alimentaban allí, tuvieron una presión de caza mayor que aquellos individuos que migraban al sur durante este largo período.

2 – En la década del 60’, los soviéticos cazaron 1356 ballenas francas de manera ilegal en las costas argentinas. El centro de la cacería, y mayor número de animales muertos, abarcó la misma zona que utilizaba la flota ballenera norteamericana. Este punto también es consistente con las observaciones de Townsend: el lugar era fuertemente usado por las ballenas para su alimentación, y además, estas ballenas que migran “al norte”, fueron nuevamente víctimas preferenciales de la cacería.

Este mapa corresponde a una adaptación de los reportes de Tormosov y colaboradores (1998) y muestra la ubicación de 1312 ballenas cazadas puntualmente entre noviembre y diciembre de 1961. ¡Sí, más de mil trescientas ballenas cazadas en dos meses!

Las hembras cazadas en esta zona, eran hembras preñadas (fetos de entre 0,7 y 2,2m de largo) y tenían sus estómagos llenos de alimento. Es decir, no se encontraban allí “de paso”, sino alimentándose activamente.

3 – Desde el año 2014, la evidencia generada por el proyecto colaborativo de seguimiento satelital “Siguiendo Ballenas”, del cual el ICB forma parte, indica que el área no solo sirve como lugar de tránsito. Los mapas de los movimientos de las ballenas muestran que es altamente probable que las ballenas de Península Valdés se alimentan allí, resaltando la relevancia del área para la salud y recuperación de esta población.

Viajes migratorios de madres con crías de ballenas francas australes monitoreadas satelitalmente

4 – Una línea de investigación que llevamos a cabo en el ICB corresponde al análisis químico (de isótopos estables) de muestras de piel de ballenas de Península Valdés. Estos análisis permiten inferir el área de alimentación mediante la medición de diferentes formas de los elementos químicos obtenidos con el alimento.

Los resultados de estos estudios, nos permitieron descubrir en 2018 que las ballenas de Península Valdés utilizan varias áreas de alimentación diferentes y que más del 20% de la población presentaba señales químicas de alimentación que son propias de la plataforma continental, incluyendo al área aprobada para la adquisición sísmica (Valenzuela et al., 2018).

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Viajes migratorios de individuos solitarios de ballenas francas australes monitoreadas satelitalmente

Por lo tanto, estas evidencias históricas y actuales obtenidas con investigaciones científicas de alto nivel, muestran que esta zona es un área importante de alimentación de las ballenas francas.

¿Entonces, cuáles serian las consecuencias a nivel poblacional de la exploración sísmica y explotación petrolera en esta área de alimentación?

Las ballenas francas, al igual que otras especies de grandes ballenas, se están recuperando de la cacería que sufrieron a gran escala, pero ¿qué ocurriría si la actividad humana interfiriera en el normal uso de las áreas de alimentación? ¿Se desplazarían a otras áreas donde sus presas son más escasas? ¿Sufrirían falta de alimento, bajando su reproducción y aumentando su mortalidad?

Voy a responder estas preguntas en base a la información científica generada por los estudios que llevamos adelante a través del Programa de investigación ballena franca austral

1 – A través del estudio de foto-identificación que realizamos en Península Valdés desde 1971, hemos observado cambios en la población que nos alertan sobre problemas en las áreas de alimentación. En el año 2006, la población de ballenas francas australes mostró algo inesperado, una relación entre la falta de alimento en las Islas Georgias del Sur y su éxito reproductivo. Utilizando nuestros datos de tres décadas de estudios continuos, Leaper y colaboradores (2006) encontraron una relación directa entre fluctuaciones climáticas (cambios en la temperatura del océano) en las zonas de alimentación en el Atlántico sur y el éxito reproductivo de las ballenas que paren en Península Valdés. Este fenómeno se atribuyó al descenso en la abundancia de krill, alimento principal en áreas como Georgias del Sur, en años con altas temperaturas oceánicas.

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2 – Relacionado a esta problemática, en el año 2021, investigadoras e investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas y Ocean Alliance, lideraron un estudio que describe por primera vez el efecto del cambio climático a largo plazo sobre la supervivencia de las hembras de ballena franca austral. Allí se establece que las oscilaciones de El Niño producen una reducción en el alimento en las áreas del sur (particularmente en Georgias del Sur) generando un aumento en la mortalidad de las hembras de ballenas de Península Valdés (Agrelo et al., 2021). Nuestros datos muestran que esto puede retrasar o incluso impedir la recuperación de las poblaciones.

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3 – Sumado a esto, en una publicación científica del año 2020, Van den Berg y colaboradores (2020) descubrieron que las ballenas francas sudafricanas experimentaron un cambio dramático en su alimentación, trasladándose hacia el norte, con una diversificación en la estrategia de alimentación de los años 1990s a los 2010s. Esto parecería algo alentador, suponiendo que las ballenas puedan “adaptarse” y cambiar sus áreas de alimentación frente a la falta de alimento. Sin embargo, el cambio coincide con un descenso muy marcado en la tasa de reproducción de las ballenas de Sudáfrica. Es decir, con menos alimento disponible, las ballenas tienen menos crías a lo largo de sus vidas.

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Estos tres estudios nos muestran que a pesar de ser muy pocos animales comparado con sus tamaños poblacionales previos a la explotación, las ballenas francas son susceptibles a la falta de alimento.

Ahora bien, ¿Qué pasaría en un escenario de disminución de alimentos en el sur y actividad petrolera en las zonas más al norte? ¿Por qué las ballenas no cambian su alimentación de manera exitosa frente a cambios en ciertas zonas? ¿Están de alguna manera “condicionadas” a ir siempre a una misma región? ¿Qué podría hacer que las ballenas no se desplacen exitosamente buscando otras áreas de alimentación menos perturbadas por actividades humanas?

Los interrogantes son muchos. Para responder algunos, analizamos un proceso que conocemos y que constituye un fenómeno fundamental a la hora de entender la importancia de preservar todas las áreas de alimentación: las ballenas tienen “fidelidad de sitio” a las áreas de alimentación.

4 – En el año 2009, realizamos en el ICB una publicación científica donde, por primera vez, se determinó que las ballenas francas australes tienen lo que se conoce como “fidelidad de sitio” en áreas de alimentación. Esto se produce por una transmisión cultural de la migración de madre a cría, donde las madres enseñan a sus crías hacia donde ir y éstas a su vez harán lo mismo con sus crías, repitiendo esta transmisión de información (Valenzuela et al., 2009).

Esa fidelidad se mantiene a escalas temporales tan largas como para generar una estructuración genética en las zonas de alimentación. Es decir, algunas ballenas con ciertas líneas genéticas maternas (ADN mitocondrial) solo irían a zonas del norte y otras ballenas irían solo a zonas del sur.

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Conclusiones

En resumen y volviendo a la discusión sobre si la zona en la que la empresa Equinor planea hacer prospecciones sísmicas corresponde a un área de alimentación para las ballenas o si ésta es un área de tránsito o de paso, la respuesta es contundente: basados en registros históricos de diversas fuentes y en medio siglo de datos científicos, sin lugar a dudas se trata de un área de alimentación. Pero además no es un área cualquiera, es una zona donde la cacería comercial tuvo quizás su mayor impacto negativo en esta población.

Adicionalmente, la fuerte fidelidad de sitio generaría que si hay impactos en un área de alimentación (por contaminación, disrupción de los comportamientos de alimentación, etc), éstos afectarán a ciertas líneas genéticas específicas que quizás no puedan escapar y buscar otro lugar.

Si estos problemas son graves y extendidos en el tiempo, podría aumentar la mortalidad y disminuir la reproducción de ciertas líneas genéticas que ya han sufrido las presiones del hombre durante la cacería. Entonces estaríamos ante la posibilidad de pérdida de la diversidad genética de esta especie.

Las ballenas francas australes ya muestran inconvenientes en su reproducción y supervivencia cuando hay menos alimento en las áreas más al sur, que estarían supuestamente más “prístinas” y alejadas de efectos antropogénicos directos.

La ballena franca austral no sólo tiene un rol clave en el ecosistema marino patagónico sino que además sustenta buena parte de la industria del turismo en la región.

Los efectos negativos de la actividad petrolera en la zona norte propuesta podrían ser graves para esta población.

Por lo tanto, a la hora de tomar decisiones sobre la protección de nuestros recursos marinos y su biodiversidad, las autoridades de gobierno deben tener en cuenta que los datos científicos evidencian que las áreas propuestas para la exploración sísmica y futura explotación petrolera se corresponden con un área crítica para la recuperación de una especie emblemática del Mar Argentino.

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