NARCOLAVADO

Vidas de lujo y costosos viajes: La historia de los tres amigos necochenses acusados de tráfico de cocaína

miércoles, 20 de julio de 2022 · 11:52

Tres necochenses están acusados de usar veleros para traficar cocaína entre Argentina y España, en la causa denominada “Operación Atlántis, que cuenta con imputados, buscados y un prófugo. Se trata de Darío Daniel “El Cabezón” Pereyra, sobre quien pesa una orden de captura; Adrián Goñi, procesado con prisión preventiva y Gustavo Fabricius, quien permanece prófugo.

Los tres, amigos desde hace años, tuvieron distintos roles en la organización narco que lideró Pereyra junto a Diego Gustavo Marano, oriundo de Villa Luzuriaga, La Matanza, ambos radicados en Marbella. La Justicia presume que en solo tres años, la banda de los narcoveleros intentó traficar cocaína por 200 millones de dólares. 

“Son golpes, se ‘corona’ (lograr que la droga llegue a destino), quizás una vez al año”. Con esta frase, un dictamen de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR) resume el modus operandi de los tres amigos de Necochea, acusados por el tráfico de toneladas de cocaína a España en veleros y el lavado de dinero narco a través de restos top de Marbella.

Pereyra, Goñi y Fabricius son tres piezas clave en el envío de una tonelada y media de cocaína que iba ser enviada en junio a Europa en el velero Quo Vadis. Creían que todo marchaba bien, pero la “Operación Atlantis”, de Gendarmería y Prefectura, les arruinó el plan.

En un extenso informe, TN recreó los inicios de “la banda de los veleros”

Ese no había sido el punto de partida de “la banda de los veleros”. Según se desprende de la causa instruida por la fiscal auxiliar Patricio Cisnero, habría sido Pereyra quien cautivó a sus amigos con el negocio narco, años atrás.

A la vez, Pereyra - a quien llaman “Cabezón” en la ciudad al sur de la provincia de Buenos Aires- habría comenzado a incursionar en el narcotráfico de la mano de Diego Gustavo Marano, el cerebro de los envíos, oriundo de Villa Luzuriaga, La Matanza, radicado en Marbella.

Aunque todavía es una incógnita cómo y dónde comenzó la relación entre ellos, se cree que fue en algún sitio de la Costa del Sol, al menos, desde 2018.

Los investigadores no tienen dudas de que ambos -El Cabezón Pereyra y Marano-, convertidos en prósperos empresarios en España, lideran la organización que trasladó, a través de pequeñas embarcaciones capaces de surcar el océano, millonarios cargamentos de cocaína, una vez por año.

Los detectives que trabajan en el caso consideran que los amigos “coronaron”, al menos, un envío en 2020 que fue decomisado en España y otro en 2021 que habría salido desde Ramallo o Rosario.

El de 2022 estaba preparado para partir rumbo a Europa en el Quovadis, previo paso por Brasil, pero fue interceptado a antes zarpar en Escobar.

“Tango”, “Funny Beach” y “The Point”, tres lugares top de Marbella para lavar dinero

De acuerdo a la investigación que terminó con las órdenes de detención del juez federal Luis Armella, Marano lavó dinero narco a través de “Tango”, un restó de Puerto Banús, considerado como uno de los puertos deportivos más lujosos del mundo. El argentino ofrece platos y shows típicos de estas latitudes, con un tono elegante.

En tanto, Pereyra habría blanqueado los billetes a través de “Funny Beach”, un emprendimiento que buscó llevar el estilo de los balnearios de la costa bonaerense a Marbella, con ferias artesanales, motos acuáticas y kartings.

Más tarde, el necochense abrió “The Point”, un parador con pileta, con una estética más cercana a los paradores de Punta del Este o Pinamar con un ambiente más top, menos familiar y más ligado a las fiestas.

Ambos emprendimientos -también Tango- fueron visitados en varias oportunidades por Goñi, que aparece como principal colaborador de Pereyra.

La amistad y confianza entre ambos es tal que Goñi, dedicado a las autopartes, comparte una sociedad con la madre de Pereyra en la Argentina.

Fabricius, alias “Enano”, fue la tercera pata en Necochea y la pieza fundamental en los envíos al colaborar codo a codo con Goñi. La mano derecha de Pereyra, además, recibió cargos por tenencia de armas. Guardaba cinco en su casa de Necochea, en la que vivía con su mujer y sus hijos.

Gustavo Marano (Izq.) y Darío Pereyra (der.) en su último ingreso a la Argentina (Foto: TN)

Operación Atlantis y el velero Thorben

Para la ejecución de la última travesía, Marano contó con la complicidad de su primo, Gabriel Fuentes, mientras que Pereyra tuvo los servicios de dos de sus dos mejores amigos.

Según el procesamiento, Fuentes cumplió un rol más operativo y de financiamiento -fue el encargado de adquirir, a través de un testaferro el velero Quo Vadis y alquilar las propiedades necesarias para el envío- Goñi y Fabricius estuvieron abocados a la carga de la cocaína, un terreno en el que ya tenían experiencia.

Como ya se señaló, no era la primera vez que se embarcaban en semejante aventura. La investigación que desembocó en la “Operación Atlantis” comenzó en 2018 con un anónimo en Necochea. “Están preparando un cargamento con 2 mil kilos de cocaína que saldrán desde Tigre hacia Marbella. Saldrán con lanchas hasta alta mar, y allí viajarán en barco hasta España”, dijo en julio de 2018 una persona que no se identificó a la operadora que lo atendió en el 134.

Al anónimo se sumó después la declaración de Diego “Dolarín” Guastini, reveladas por TN. El narcofinancista arrepentido fue asesinado por sicarios, en octubre de 2019, días después de dar su segundo testimonio contra “la banda de los veleros”, como él mismo la llamó.

Pueblo chico, infierno grande, los investigadores en Necochea avanzaron a pie firme, pero prefieron derivar toda la causa a la PROCUNAR, debido al riesgo de una filtración con los principales involucrados tan cerca. La información, escueta pero precisa, fue suficiente para llegar al nombre de los líderes e intervenir sus comunicaciones.

Informes de movimientos migratorios, las reuniones registradas entre los involucrados y, los diálogos por EncroChat y la incautación en Marbella de otra tonelada y media de cocaína, en abril de 2020, hicieron el resto.

La droga había salido desde Salvador de Bahía, en Brasil, en el velero Thorben, con tripulación española y argentina.

Un año más tarde, la policía española arrestó a Marano, aunque salió en libertad condicional y viajó a la Argentina a encontrarse con sus socios. Sus viajes coinciden con los de Pereyra y fue visto en un Audi Q7 en Necochea, el mismo vehículo al que viajó a Tartagal, presumiblemente, a pactar la entrega de la cocaína con sus proveedores.

En las conversaciones interceptadas, el resto de la banda lo llama “El Jefe”. Tras la detención, Pereyra ascendería a socio.

En cuanto a Goñi y Fabricius se cree que eran los encargados de cargar la droga en Sudamérica. Estuvieron en Brasil cuando el Thorben zarpó, y se encontraban en Escobar cuando iba a ser despachado el primer tramo del nuevo envío en el Quo Vadis.

Al mismo tiempo, habían tomado parte en la carga que logró exportarse desde Ramallo o inmediaciones de Rosario, en 2021.

Goñi quien sumó un cargo por la tenencia de cinco armas y participó de la adquisición del QuoVadis. “Ellos pagan lo que haya que pagar, nunca tienen drama”, le dijo a uno de los interesados sobre sus jefes.

Pereyra no solo involucró a sus amigos del barrio en el nacotráfico, suele contratar a algunos conocidos de Necochea para la temporada Marbella, al igual que Marano.

Gustavo Marano, el cerebro de los envíos, en el aeropuerto de Ezeiza en 2021. (Foto: TN)

“800, está loco éste”: así cayó “la banda de los veleros”

Los primeros días de junio, una conversación entre Goñi y Fabricius alertó a los detectives. Hablaban de la necesidad de convocar a otra persona para llevar la carga y hablaron los “800?. No tenían dudas de que intentarían un nuevo envío y no podían perder la oportunidad de atraparlos. El 8 de junio intensificaron las vigilancias.

G: Alo.

F: Cómo va. Ta ta… ¿Dónde andás?

G: Acá en mi casa. ¿Qué pasó negro?

F: Ah bueno.

G: ¿Qué te pasó?

F: No, nada, nada, por ahí, digo, capaz que andabas por acá, porque justo, nada, cuando estabas ahí, que justo estabas en Mikonos, no podíamos hablar nada… (risas) pero bueno… ¿qué hacés? ¿te vas mañana?

G: Sí, me voy mañana a la mañana, que tienen que llevar unos bidones ahí, no sé qué mierda… Tengo que comprarlos en Mar del Plata y llevarlos para Buenos Aires.

F: Bueno, entonces vos lo vas a ver a… ¿No?

G: Sí, sí, sí, sí.

F: Bueno, decile que no se compliquen mucho con… con tanto… que se acuerde que somos tres nomás.

G: Sí, sí.

F: Viste que decía para bajar los costos más, viste, pero, que en definitiva después si nos pasa algo va a tener más costos que si manda… que si cargamos menos.

G: Más vale.

F: Viste que sentado en una libreta cuanto más cargás mejor todo, pero después en la (ininteligible)…

G: El quilombo es más grande también obvio.

F: Y somos poquitos, acordate… recomendale eso… bueno decile que yo te dije.

G: Sí, sí, que lo estamos haciendo a pulmón.

F: Viste, viste que ahí adentro después estamos…

G: Sí, no, no, hay que andar haciendo fuerza… el doble.

F: Todo lo que cuesta viste… por eso el otro día te iba a decir y después me olvidé y dije bueno ahora… digo si lo va a ver bueno… ya me imagino debe querer todo lo que se pueda (risas).

G: Obvio, obvio, que esto es lo que le den porque, imaginate, que este no está poniendo la plata, se lo están dando, entonces todo lo que le den se lo quiere llevar como sea (risas).

F: Claro, pero que tenga en consciencia que sí (ininteligible)… después la realidad viste cómo es.

G: Sí, sí, sí, que tenés que laburar como un negro.

F: Sí, viste, o se nos complica algo y qué hacemos (risas).

G: Sí, sí más vale.

F: Estamos regalados ahí con un montón de cosas, y más que somos poquitos para hacer fuerza.

G: Sí, sí, sí.

F: (risas)

G: Sí, sí, yo estaba pensando viste que no sé si no le voy a decir de conseguir algún otro porque… si sale todo redondito es fácil, pero se llega a trabar algo.

F: Por eso mismo, si se complica algo y más con esto que escuché el otro día, que cuando me dijo el número ese casi me muero (risas)… porque somos tres boludos, olvídate, imposible.

G: Sí, sí, sí, sí, sí.

F: Que tenga consciencia de eso también… porque viste los números hacia arriba si más vale… más, más, da un montón pero…

G: Sí, obvio que es lindo porque te rinde más… mejor para todos, pero tampoco para…

F: Pero la práctica después… no, si es laburar no pasa nada, pero si se complica algo de verdad qué haces…

G: Sí, sí, tenés un quilombito.

F: Estamos todos… tenés que empezar a… no sé… nos quedamos atrancados con algo cómo hacemos.

G: Sí, sí, que puede pasar, obvio, obvio.

F: Por eso mismo, porque es mucho boludo… cuando dice este número… yo cuando nos había dicho que eran cuatro nomás, cuatro, seis.

G: Sí, una papa.

F: Cuatro cien viste… pero ochocientos… Está loco este (risas).

G: Si no aparte el peso también.

F: Sí boludo es un disparate, y aparte somos tres.

G: Sí, sí, sí, sí.

F: No podemos boludear mucho, pero bueno.

G: Si tenés que correr con las cosas para un lado y para el otro, te (ininteligible) como un desgraciado.

F: Por eso mismo viste. Por eso. Es como, a veces, menos es más, viste.

G: Sí, ni hablar.

F: Así que bueno, bueno, si lo ves le conversás.

G: Sí, sí, mañana cuando voy para allá, lo voy a ver a este loco, más vale.

F: Dale, bueno después nos hablamos, chau.

G: Dale Bugui, cuidate.

Gustavo Fabricius y Adrián Goñi

La noche del ocaso

El 9 de junio, Goñi y Gabriel Fuentes (primo de Marano) fueron juntos a una cabaña que habían alquilado en Escobar, en inmediaciones del Club de Pescadores, para almacenar la droga en bolsos estancos.

Al día siguiente, Goñi viajó a Necochea a buscar a Fabricius y regresaron hacia Buenos Aires con el semirígido “El Fanfi” en el que planeaban trasladar los panes de cocaína al QuoVadis, donde la tripulación ya había anotado en un cuaderno las coordenadas de Brasil en las que harían paradas.

Esa noche, los dos amigos durmieron en la casa del country “El Centauro”, de Fuentes, en la que agentes de Gendarmería encontraron varios kilos de la droga apilados en el vestidor y el lavadero.

Sobre Pereyra pesa una orden de detención, mientras que Goñi fue procesado con prisión preventiva y Fabricius permanece prófugo. Eliminó de Facebook su cuenta tras la difusión del caso.

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