Fotos: La obra desastrosa que el gobierno municipal no inaugura, no muestra ni menciona
La obra de urbanización del barrio Los Malvones, que fue anunciada y reanunciada por la gestión del intendente Arturo Rojas en distintas oportunidades como una forma de inclusión de los sectores más postergados y que además contó con una inversión multimillonaria e incluso extensiones de su presupuesto, presenta al día de hoy un panorama desolador que la municipalidad preferiría mantener lejos de la mirada pública en vistas del desastre que resultó.
Es que a pesar de presentarla como todo un ejemplo de la voluntad de dar mejoras a los vecinos en materia de infraestructura de alumbrado público, cloacas y agua corriente, con un proyecto que incluyó cordones cunetas y hasta una pequeña plaza con cancha de basket incluída, en los hechos la urbanización del Barrio Los Malvones, que en su inicio contó con un presupuesto de alrededor de 70 millones de pesos que luego sumaron otros 8 y posteriormente otros 20, alcanzando un total de casi 100 millones de pesos para una obra que primero comenzó a verse atrasada y luego finalmente quedó inconclusa y con los resultados a la vista.
Aunque los defectos constructivos en la obra fueron retratados oportunamente, llegando incluso a mostrar un escandaloso cordón cuneta que se encontraba medio metro por debajo del nivel de la calle, la Comuna intentó mantener oculto todo el desastre. No era para menos, la gestión Rojas presentó y canalizó los fondos de Nación, pero en el camino delegó las tareas de control de los trabajos a los propios arquitectos de una de las empresas que ganó la licitación de parte del proyecto.
Es decir, lejos de ejercer control sobre cómo iba a quedar la obra, dejó que los contratistas se controlaran solos con el resultado a la vista. Como si no tuviera personal especializado (que lo tiene) y en un colmo de despilfarro fuera de control, el Estado Municipal pagó a los especialistas de los contratistas para realizar los controles sobre sí mismos que obviamente no se hicieron. Ese procedimiento se ha realizado en casi todas las obras que hizo la gestión Rojas sin mayores observancias del Concejo Deliberante, que ha funcionado como un mero testigo de la situación y muy lejos de su deber de controlar las acciones del Ejecutivo.
Y no es que la obra en cuestión no haya llamado la atención. De hecho, ha sido noticia hace poco cuando a principios de enero, con la sequía golpeando toda la región, unas primeras y aisladas precipitaciones mostraron que la mencionada urbanización generaba más inconvenientes que soluciones: un camión de recolección de basura quedó encajado por el barro que se acumulaba en la calle a pesar de todo.
Del mismo modo (y aunque es de reconocer que hubo importantes precipitaciones por la sudestada en los últimos días) el barrio se ha convertido en una auténtica laguna en las afueras de la ciudad y los vecinos han expresado su malestar publicando fotos del panorama, que muestra a las claras que hay serios defectos en los desagües, que no parecen haber sido terminados.
Nuevos anuncios
La situación, que es un evidente desastre, incluso ha servido para que la propaganda municipal hiciera nuevos anuncios: casi como si se tratara de una tomada de pelo, esta semana la propaganda de la gestión Rojas publicó fotos para mostrar que se estaban realizando obras de desagüe para seis cuadras aledañas al barrio del desastre y que beneficiaría a cientos de vecinos.
Con total desparpajo la propaganda mencionaba además que los trabajos se hacían con "fondos municipales", aunque no adelantó en ningún momento ninguna clase de información acerca de la culminación o inauguración de la urbanización en Los Malvones tantas veces promocionada. La mención de los desagües es la primera que hace la Comuna desde que anunciara hace largos meses que la obra todavía estaba en un 60% de concreción cuando los plazos para terminarla ya habían vencido.
Casi 100 millones de pesos después, con quejas de los vecinos del barrio y la evidencia del desastre ante sus ojos, el anuncio apuntala la campaña reelectoral del intendente aunque no da ninguna garantía de concreción real, como viene siendo con la mayoría de las promesas que hizo la gestión en los últimos tres años: las obras reales e importantes anunciadas se cuentan con los dedos de una mano y el gasto sigue desbocado y es financiado por los sucesivos aumentos de tasas y extensas moratorias, que buscan alimentar la caja chica de la Comuna para salir de dificultades del día a día.
Mientras tanto, se disponen multimillonarios gastos en propaganda y en alquileres sobrevaluados, en pequeños trabajos cosméticos con presupuestos inflados y con evidentes sobreprecios, y en un desorbitado aparato de campaña que pareciera pasar de lado a la mirada de los concejales o cualquier otro tipo de autoridad que pudiera ejercer un control sobre esta clase de acciones. Cabe preguntarse en este año electoral si la renovación de 10 bancas en el Concejo Deliberante traerá alguna clase de cambio o si se tratará solamente de un mero trámite que sirva a los intereses de concejales que parecen estar en sus bancas sólo para plantear sus estrategias políticas cada vez más alejadas de los intereses reales de la comunidad.