Soltaron a un ladrón delante de sus víctimas y se fue riendo

Ante la llegada de la policía, fue detenido y esposado por personal policial que, según dispone la emergencia de Seguridad que rige en toda la provincia, se comunicó con la fiscalía de turno para determinar las vías de acción del caso.

Por orden judicial, contaron a Cuatro Vientos fuentes policiales, el hombre fue liberado delante de los ojos del propio comerciante que había denunciado el robo, 20 minutos después de ser detenido. A pocas cuadras del centro necochense donde apenas hace unos días un ladrón fue golpeado por varios comerciantes que lo agarraron mientras huía, el ladrón del cajón de cerveza fue liberado. 

Según testigos del hecho, el ladrón se retiró del lugar riendose del denunciante y de la policía. La liberación tuvo que ver con que la fiscalía de turno no consideró grave la felonía.

El episodio encendió la indignación de comerciantes y vecinos, que enterados de la historia se preguntan dónde está la justicia. Recientemente se conocieron por lo menos dos casos en la ciudad en la que vecinos indignados golpearon a ladrones que fueron interceptados mientras huían.

Esa misma tarde/noche de este sábado, poco después de las 8 de la noche, alertado por los vecinos, personal policial se acercó a una pensión de 70 y 63 dado que un ladrón armado con un cuchillo se había llevado en su mochila algunas pertenencias. Delante de unas 10 personas testigos del hecho y habitantes de la pensión, la policía consultó nuevamente a la fiscalía, que les ordenó usar su criterio para definir la situación.

La policía decidió llevarse preso al acusado, aunque en un principio los vecinos pedían su liberación, dado que tenían miedo que el ladrón quedara libre a las pocas horas y volviera al lugar a tomar venganza.

Ambos hechos cuentan con testigos entre los vecinos de la ciudad y policías locales. Si bien se comprende que probablemente las felonías menores de los delincuentes representan una carga administrativa enorme para el ya de por sí colapsado sistema judicial, la impotencia de los damnificados se traduce en miedo e indignación.

Así es como ese tipo de casos, si bien no justifica para nada la violencia y la justicia por mano propia por parte de los ciudadanos, asiste para echar luz sobre el clima caldeado que se vive en la ciudad alrededor del tema de la seguridad y explica por qué puede ser que algunos vecinos, a veces sobrepasados por la indignación y el miedo, deciden "ajusticiar" in situ a los eventuales delincuentes.