02/12/2025 - Edición Nº356

Necochea

La apatía necochense es la que terminará vendiendo al Complejo Casino

08/11/2020 |



La iniciativa para tratar de vender el Complejo Casino de Necochea, el proyecto oficial aprobado por el Concejo Deliberante semanas atrás y la pobreza del debate alrededor de la cuestión más importante que se presentó a las autoridades locales en las últimas décadas, reflejan un estado social apático de la comunidad en general que, por diferentes razones, se proyecta históricamente en nuestro distrito permitiendo que la desidia y el abandono desencadenen urgencias no deseadas y respuestas improvisadas. 

Sucede que en el tema de la venta del Casino un sector mayoritario de la gente del distrito (por no decir casi todos) redujo su participación en la discusión a expresiones de indingación en las redes sociales y, posteriormente a presentarse el proyecto para vender el complejo, a apoyar una idea que en rigor de verdad, desconoce incluso en su superficie. Lo único que sabe la media entre los vecinos es que el Casino estaba abandonado y que hay que venderlo porque se incendió (de nuevo) uno de sus sectores, en este caso el Teatro Auditorium.

Sin lugar para segundos análisis, la instancia que se creó inmediatamente en lo que debiera ser el debate público después de conocerse la propuesta del intendente, fue la de la dicotomía de "venta sí o venta no", como si en el medio entre mantener un espacio público que beneficie a la comunidad y desarrollar un proyecto sostenible para el futuro solo mediara el cheque que los inversores privados puedieran emitir para quedarse con el terreno más valioso del frente costero urbano necochense.

El incendio destruyó el interior del Teatro Auditorium

La falta de discusión del tema, ya sea por la acusación de que no hubo voluntad política de las autoridades o porque sencillamente no hay articulados suficientes actores que configuren y presenten una opción de peso, es alarmante: no se ha puesto en cuestión practicamente nada de todo lo que ha presentado el oficialismo, de modo que el proyecto de venta, aún con todas sus falencias, apenas si ha recibido cuestionamientos y parece encaminado a concretarse sin mayores complicaciones.

Para cualquiera que haya visto la cara de Arturo Rojas cuando ensayó una conferencia de prensa en el playón del Casino el 16 de agosto, cuando los bomberos todavía intentaban controlar las llamas que consumían el teatro, se hizo evidente que el tema lo tomó por sorpresa y, sin dudas, le presentó un panorama que quizá podía llegar a vislumbrar, aunque no en el corto plazo. El llamado al empresariado local para buscar opciones fue la reacción inmediata luego de quedar descartadas las opciones de generar nuevas concesiones o llamar a un concurso internacional para conseguir inversores (ambas opciones practicadas con éxito esquivo en el pasado). 

La épica para presentar el tema repentinamente se volvió necesaria para el intendente, que siguió mostrándose resolutivo en medio de las múltiples capas de crisis que intenta sortear. Entre la emergencia por el CoVID y los apuros económicos financieros de la Comuna, el intento de debatir el servicio de recolección y disposición final de la basura (el tema que realmente interesaba a la gestión Rojas para plantear como parte de su agenda política este año) quedó relegado por la urgencia que imprimió el siniestro que terminó con uno de los teatros más bellos de la ciudad en el complejo turístico mas potente del distrito. En resumen, aunque la agenda del CoVID19 sigue siendo lo único de lo que se ve en la superficie, el trabajo sobre el tema de la basura quedó postergado detrás de la necesidad de dar respuestas por el Casino. 

Si bien Rojas destacó en varias oportunidades que las opciones para "hacer algo con el Casino" fueron mencionadas en la campaña electoral de 2019, aquellas menciones estaban más cerca de ser parte de una lista sobre los temas de los que debían ocuparse las autoridades que de un plan que estuviera previamente establecido, algo que está más vivo en inspiraciones conspiranoicas del subconsciente colectivo que en una situación contrastable. Aunque un incendio previo y el conocimiento que las llamas en el Auditorium fueron intencionales, la hipótesis de un negociado propalado por intereses oscuros está basada en esa desconfianza (de nuevo, fundada en episodios del pasado) que en algún dato certero que pueda señalarse cabalmente. Para despejar esas dudas lo saludable sería que se profundizara en las circunstancias en las que se inició el siniestro que dio lugar a este nuevo panorama.

Apenas sucedió el incendio Rojas llamó al empresariado local a elaborar propuestas viables

Desde luego, al conocerse la tasación oficial elaborada por los colegios de Martilleros Públicos, Arquitectos e Ingenieros de la ciudad, 9 millones de dólares, se esperaba que por lo menos hubiera un debate acerca de ese piso establecido, sin embargo, las observaciones al respecto fueron pocas y, algunas de ellas, muy pobres. Desde alguna afiebrada comparación del valor del terreno en oferta con el valor de un edificio terminado frente al parque hasta algunas evaluaciones técnicas (algo difíciles de comprender y comunicar) sobre el valor de los terrenos, los cálculos para los permisos sobre las superficies a edificarse y otras variables; en todos los casos se percibe que el relato oficial tiene mucho de marketing y poco de explicaciones cabales sobre la naturaleza del emprendimiento.

Tal es así que la Asociación Civil en trámite El Parque No se Vende, elevó la semana pasada una denuncia penal contra las autoridades por diferentes consideraciones alrededor del procedimiento que se está llevando a cabo para concretar la iniciativa. Esas consideraciones habían sido puestas de manifiesto en el Concejo Deliberante por la concejal radical Felicitas Cabretón, aunque precisamente por las evidentes carencias del debate, no logró mayores repercusiones y se presentó como una declaración testimonial que dio cuenta de todas las variables que no se trabajaron colectivamente y que han dado mayor volumen (por agregar argumentos) a la disidencia. 

Junto a los activistas, algunos sectores sociales y agrupaciones políticas intentaron hacerse oír contra el proyecto en la sesión ordinaria que aprobó la ordenanza para la venta del complejo el 16 de octubre pasado (exactamente dos meses después del incendio), aunque esa expresión de rechazo no logró configurar un hecho político que repercutiera en la sociedad. Los activistas manifestaron su apoyo a los concejales radicales y kirchneristas que se oponían a la urgencia de vender el complejo: tanto los activistas como los concejales se sintieron avasallados por la velocidad que imprimió el Ejecutivo al tema y tuvieron apenas un par de días para reaccionar, por lo que llamar a extender el debate fue lo que llegaron a proponer.

Párrafo aparte, a nadie escapa la idea de que una revuelta de vecinos por la venta del Casino permitiría tanto a los radicales como a los kirchneristas opositores ir construyendo una agenda oportuna para delimitar el terreno de cara a las elecciones intermedias que se celebrarán en menos de un año en la ciudad. 

En este contexto, la actitud del sector massista del interbloque del Frente de Todos, con apenas un maquillaje a la iniciativa, resultó por lo menos triste: durante la sesión que terminó aprobando el proyecto de venta ninguno de los dos arquitectos que conforman el bloque (Cristina Biar y Gastón Negrin) pidió siquiera la palabra para expresarse al respecto, limitándose a levantar la mano para aprobar una propuesta que cuenta con numerosas aristas que ameritarían sus opiniones calificadas. 

En definitiva, el massismo local había propuesto tibiamente el año pasado una opción de venta en circunstancias igual de difusas que las que ahora se llevan adelante, por lo que las intenciones privatistas nunca le fueron ajenas, a pesar de esa pretensión de mostrarse filo kirchneristas en Twitter y opuestos a las políticas de centro derecha que presenta el oficialismo local, la tibieza de sus definiciones es una característica notable que los ha hecho pasar con más pena que gloria por el gobierno municipal.

La pobreza del debate se pudo apreciar incluso en las intervenciones de algunos concejales

En el medio, la población poco se interiorizó, poco participó y se presentó como un espectador de las decisiones de las autoridades en lugar de constituírse como un actor que proponga con certeza debates tanto sobre la propuesta como sobre otras posibilidades. Sentados sobre los precedentes históricos que han mostrado conflictos en cada una de las oportunidades en las que se plantean los usos públicos y los beneficios de algunos privados, los vecinos se muestran más propensos a quejarse en las redes sociales que a arremangarse y ponerse a trabajar en el tema. Y sobre los que se animan a elevar la voz cae el inmediato escarnio público y la descalificación de ser parte de "la ciudad del no".

Quizá sea la falta de diálogo entre los diferentes actores de la sociedad lo que haya conducido a la desidia de larga data que pesa sobre el Complejo y que ahora precipita algunas acciones de manera intempestiva, profundizando las diferencias. Quizá la falta de plan sea el plan que termina hartando y provocando la apatía silenciosa que posibilita acciones impensadas en otros contextos. Y en ese marco, quizá sí pueda pensarse que hay una conspiración... aunque como a la población poco parece importarle el debate, lo que la izquierda local vislumbra como una entrega más del patrimonio público estaría cerca de ser una realidad de la que ya no habría retorno.

Cierto es que en medio de esa apatía, un grupo de activistas, un par de concejales y la inquietud de artistas que este viernes promovieron un evento frente al Teatro Auditorium configuran la única voluntad visible que propone, como mínimo, saltear la urgencia propuesta y profundizar el estudio de las variables para tratar de buscar colectivamente una propuesta superadora que trascienda los intereses particulares y se acerque al pretendido bien común que deben promover las instituciones del Estado. 

En medio del casi total silencio de la población los pliegos para seguir adelante con el proyecto deberán ser tratados por el Honorable Concejo Deliberante y en lo sucesivo se espera conocer las propuestas.

Todo parece indicar que con un precio fijado en un piso que careció de debate en la tasación, el silencio solo se romperá una vez más cuando se escuchen otra vez gastadas quejas en Facebook acusando a las autoridades de situaciones que, si bien se presentan a los ojos de todos sin distinción, sólo son posibles cuando la apatía de una mayoría que debiera estar implicada en la situación deja lugar a la acción de particulares que persiguen y trabajan en sus propios intereses.