06/06/2025 - Edición Nº177

Zonales

Alertan por una babosa invasora “mataperros” que intoxica a los perros en la playa

01/02/2023 |



En las últimas horas se reportaron la muerte de tres perros en Villa Gesell y en Pinamar por una inusitada intoxicación cuando los canes fueron a la playa. Aún no se reportaron casos de manera oficial en Necochea ni en Mar del Plata, pero los especialistas piden estar alerta.

Si un perro muestra síntomas como vómitos, ataxia, convulsiones y temblores después de haber ido a la playa, hay que preocuparse, ya que puede ser señal de una intoxicación mortal.

Según el portal 0223, cuadros así se han visto recientemente por Villa Gesell y Pinamar. Y, aunque en nuestra ciudad, Miramar y en Mar del Plata todavía no hay registros, los expertos igual sugieren a los dueños de mascotas permanecer alerta y tomar precauciones.

La preocupación nace a partir de la llegada de “arribazones” a la playa, un fenómeno de este verano que tuvo como testigos a distintas playas de la ciudad y que se ha replicado a lo largo de la Costa Atlántica. Estos hidrozoos son seres vivos muy pequeños que no son tóxicos pero durante las madejas que forman en la orilla sí pueden haber algunos moluscos y babosas que revisten peligro.

“Una de las más características es la babosa de mar moteada (científicamente conocida como Pleurobrachea maculata) que produce una neurotoxina potente que puede afectar a los animales domésticos y sobre todo a los perros que van a la playa. Cuando se encuentran con poblaciones de hidrozoos, los animales puede ingerir accidentalmente estas babosas y eso hace que se intoxiquen fuertemente”, explica a 0223 el presidente en el Distrito 4 del Colegio de Veterinarios bonaerense, Walter Luján (M.P 6200)

En lo que va de la temporada estival, las autoridades de Villa Gesell reportaron tres muertes de canes que se vieron afectados por el “mismo patrón de sintomatología neurológica” que provoca la babosa moteada y en Pinamar también se dieron a conocer casos similares aunque no llegaron a ser mortales. "En Gesell, en realidad, hubo más pero tres murieron. Cada uno presentaba el mismo patrón, y después de estudios, se confirmó que estaban afectados por este tipo de hidrozoos", confirma el experto.

De acuerdo al mencionado medio, hace pocos días, en Mar del Plata, trascendió informalmente la muerte de un perro que mostró aparentes síntomas de intoxicación después de asistir a una playa de la zona sur, pero hasta la fecha no hubo ninguna notificación oficial por un deceso vinculado a causas de estas características, según aseguraron las autoridades consultadas por este medio.

La babosa de mar moteada

El primer registro de una babosa de mar moteada en Argentina data de octubre del 2009 y se dio, curiosamente, en Mar del Plata, en la misma ciudad que, 14 años después, vuelve a mirar a esta especia exótica con ojos de preocupación a partir de las sucesivas muertes de perros que se reportaron en la Costa Atlántica durante este tramo de la temporada estival.

El organismo invertebrado, conocido científicamente como Pleurobranchaea maculata, es originario de Nueva Zelanda y del sudeste de Australia, mide entre dos y quince centímetros y suele habitar desde la costa hasta unos trescientos metros de profundidad, aunque también puede aparecer en la orilla de una playa al ser arrastrado por una combinación de viento, mareas y corrientes.

La babosa moteada es considerada una “especie invasora” ya que puede almacenar cantidades importantes de neurotoxinas potencialmente peligrosas en el manto y las gónadas.  Lo que no está muy claro es cómo llegó hasta nuestras playas: se presume que fue introducida accidentalmente a bordo de un barco pesquero, algo que también explica la locación de su primer registro a nivel país: el puerto marplatense.

En su sitio web, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación confirma que la babosa moteada fue “registrada por primera vez en Argentina en octubre de 2009 en el puerto de Mar del Plata”, y que también hubo reportes de su presencia en el Golfo San Matías, Golfo San José y Golfo Nuevo.

El antecedente de Nueva Zelanda

A mediados del 2009, el gobierno de Auckland recibió numerosos llamados por casos extraños de envenenamiento de perros en las costas de la ciudad. Luego de analizar el contenido estomacal, el moco esofágico y/o el vómito de algunos de los animales afectados, se determinó que catorce habían sido intoxicados por babosas ingeridas en la playa, y como consecuencia cinco canes murieron.

Tal como fue indicado por las autoridades neozelandesas, los síntomas "comunes" de los perros intoxicados incluyeron vómitos, ataxia, bradicardia y letargo, mientras que la sintomatología "variable" refería a salivación anormal, diarrea, fasciculación muscular, fallas respiratorias, arritmia cardíaca y, en última instancia, la muerte.

La TTX, el arma mortal

Los descubrimientos de aquel entonces en Nueva Zelanda tuvieron características extraordinarias ya que se trató el primer reporte de tetrodotoxina (TTX) para el país y fue, al mismo tiempo, la primera vez que se detectó esta toxina en una babosa de mar.

En un trabajo publicado en marzo del 2016 por el investigador Nicolás Battini para la revista Patagonia, se detalla que la TTX es una biotoxina no proteica semejante en cuanto a estructura y toxicidad a la saxitoxina (STX), que es más conocida por ser la toxina paralizante de moluscos, una de las causantes de la “marea roja”.

Al igual que la STX, la TTX actúa a nivel de los canales de sodio voltaje-dependientes de las neuronas y músculos, impidiendo la conducción nerviosa y generando parálisis muscular. La ingestión de tan sólo 1-2 mg de TTX puede ser mortal para los humanos”, se advierte en la misma publicación a la que accedió el portal marplatense 0223.

Lo que se supone es que la bioacumulación de TTX tendría una función defensiva tanto para los adultos como, especialmente, los huevos que coloca la babosa de mar moteada en su etapa de reproducción. La presencia de esta peligrosa toxina también explicaría la falta de depredadores naturales conocidos que se alimenten de las babosas moteadas.

“Normalmente, las babosas moteadas se hallan casi exclusivamente bajo el agua. Sin embargo, en algunas ocasiones - como por ejemplo después de vientos fuertes- muchos individuos son arrastrados hasta las playas junto con otros organismos, en lo que se conoce comúnmente como 'arribazones'. Es allí donde revisten el mayor peligro, dado que están al alcance de perros y otros animales, e incluso niños pequeños”, advierte Battini.

Sin remedio

En caso de sufrir una intoxicación por TTX, el hombre del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) también aclara que “desafortunadamente no existe un tratamiento específico contra esta toxina, por lo que se recomiendan tratamientos paliativos como el lavaje estomacal”.

El investigador de Puerto Madryn sugiere, entonces, “evitar el contacto de las babosas por parte de niños y mascotas” y “estar alerta sobre todo cuanto se encuentran grandes cantidades de algas costas”.

Desde el Ministerio de Ambiente brindan las mismas recomendaciones, a través de la página web del Gobierno: “Se recomienda no tocarlos ni colectarlos. En caso de ser observados en la playa, se debe mantener a los niños y mascotas alejados de los mismos”.

Ninguna advertencia es en vano: en lo que va de esta temporada, ya se notificaron en Villa Gesell tres muertes de perros que murieron intoxicados por la ingesta de estos pequeños animales marinos. En Pinamar también hubo otros cuadros similares, aunque no fueron mortales, y en Mar del Plata no  se han reportado oficialmente fallecimientos pero la preocupación está instalada.

El jueves, por lo pronto, está previsto que se desarrolle una reunión virtual a nivel provincial, con participación de funcionarios municipales y de agentes del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), para informar sobre la problemática de verano a los entes de Zoonosis y a veterinarios privados.

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