20/05/2025 - Edición Nº160

Argentina

Paro docente en la provincia: La oferta de Kicillof que no tentó a nadie pero dividió las aguas

09:42 |



En una jornada atravesada por la tensión gremial, la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB) concretó este martes 20 de mayo el primer paro docente contra el gobierno de Axel Kicillof desde que asumió en diciembre de 2019. La medida, decidida de forma autónoma y llevada adelante a pesar de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo provincial, marca un quiebre en la hasta ahora alineada relación entre el Ejecutivo bonaerense y el sector educativo.

El conflicto se desató tras la última propuesta de aumento salarial del gobierno de la provincia: un 10% dividido en dos tramos (6% en mayo y 4% en julio). Según los cálculos oficiales, esto hubiera elevado el salario de un maestro de grado inicial a $643.057 en mayo y $670.210 en julio.

Sin embargo, desde la FEB consideraron la propuesta insuficiente. Su presidenta, Liliana Olivera, aseguró que “no logra recomponer el importante rezago salarial que vienen sufriendo los sueldos de los docentes en los últimos meses” y agregó que el gremio no está dispuesto a aceptar "propuestas a la baja".

Además del aspecto salarial, la FEB denunció un “estancamiento” en las negociaciones paritarias y falta de respuesta en las mesas técnicas. En ese marco, el Congreso del sindicato resolvió avanzar con una huelga a nivel provincial.

El gobierno anunció descuentos

Ante el anuncio de la medida de fuerza, el gobierno bonaerense reaccionó de inmediato. El viernes 17 de mayo, el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria con el objetivo de frenar el paro y reanudar el diálogo. Pese a ello, la FEB ratificó la huelga, argumentando que esa decisión “sólo busca cercenar el derecho a huelga”, según expresaron desde la cuenta oficial del gremio en X (ex Twitter).

Este lunes, el ministro de Trabajo bonaerense Walter Correa advirtió que quienes no concurran a sus puestos “obviamente se les va a descontar el día”. Por su parte, Carlos Bianco, ministro de Gobierno, cuestionó la representatividad de la FEB y minimizó la medida: “Hay un solo gremio docente que no es representativo ni mucho menos del conjunto, que está amagando o amenazando con alguna medida de fuerza. Lo importante es el conjunto y no una parte no representativa”.

El paro también dejó al descubierto una cierta fractura interna en el Frente de Unidad Docente Bonaerense (FUDB), espacio que agrupa a los principales gremios del sector. Hasta ahora, los reclamos se habían canalizado de manera unificada. Esta es la primera vez, durante la gestión Kicillof, que un gremio docente lanza una medida de fuerza en soledad.

Sindicatos como Suteba, UDOCBA, AMET, UDA y SADOP no adhirieron a la huelga. En cambio, Suteba anunció que participará de una jornada nacional de lucha convocada por CTERA para el jueves 22 de mayo, con cese de actividades y movilización al Ministerio de Economía de la Nación, diferenciando su estrategia de la adoptada por la FEB.

“Nos asiste el derecho constitucional a huelga”

La presidente de la FEB, Liliana Olivera, defendió la legalidad y legitimidad del paro: “La conciliación obligatoria dictada hace minutos por el gobierno provincial sólo busca cercenar el derecho a huelga, como forma de amedrentar a los educadores que definieron rechazar por insuficiente la última propuesta salarial”. En ese sentido, afirmó que “nos asiste el justo derecho constitucional a realizar huelga y esa ha sido la decisión del Congreso de la FEB, que es soberano”.

Desde el sindicato informaron que la medida abarca a todos los docentes de la provincia, con mayor adhesión esperada en el interior bonaerense. También se mencionaron posibles adhesiones parciales de sectores disidentes, como Suteba Multicolor, lo que podría afectar el normal funcionamiento de algunas escuelas.

Hasta el momento, no hay una nueva audiencia convocada ni respuestas adicionales del Ministerio de Trabajo tras la conciliación. La FEB sostiene su posición y lleva adelante una jornada de paro que deja al descubierto el malestar creciente en una parte del universo docente bonaerense, y plantea interrogantes sobre el futuro inmediato del vínculo entre el gobierno y los gremios educativos.