En un comunicado enviado a los medios de comunicación, las sociedades rurales de la zona agrupadas en CARBAP salieron a defender al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de las intenciones del gobierno de Javier Milei de aplicarle su famos "motosierra".
Los ruralistas actualmente controlan el INTA con mecanismos de participación de privados en el organismo público, de forma que su organización alrededor del Estado se ve amenazada. Para el gobierno, da lo mismo los médicos del Garrahan que los ingenieros en el campo, los recortes señalan genérica e indiscriminadamente a todos como "ñoquis".
La reacción del agro no se hizo esperar y así mostró su descontento el ruralismo del sudeste de la Provincia de Buenos Aires en un comunicado sobre su último encuentro mensual, celebrado en General Alvarado:
Mejorarlo, sí. Romperlo, no. Es la principal conclusión y advertencia generada en el debate que se produjo, en el marco del encuentro mensual de las 16 Sociedades Rurales del Sudeste -adheridas a CARBAP-, sobre la actualidad del INTA y las modificaciones que intentaría el Gobierno Nacional. En el temario, se incluyó rechazo al final de la rebaja en los derechos de exportación (DEX) en cultivos de gruesa y otros; y la preocupación de las entidades donde sus municipios no mantienen adecuadamente los caminos rurales y tampoco logran ser escuchadas. Para destacar, hubo dos interesantes disertaciones sobre Huella de Carbono y cruzamientos de razas bovinas con especialistas.
Como tema central, el “estado de situación” en INTA fue detallado por el consejero por CRA y presidente de la Sociedad Rural de San Cayetano, Ing. Sergio Melgarejo. Con preocupación, manifestó que las autoridades actuales del instituto no informan ni responden sobre las pretensiones del Ejecutivo nacional, ni cuál es el plan concreto para reformarlo. Esa incertidumbre no sólo perjudica el funcionamiento normal y provoca malestar en el personal, sino que ante la factible reapertura de un “retiro voluntario” que muchos valiosos técnicos y científicos lo tramiten o directamente dejen el organismo por propuestas privadas, con lo que la diáspora de investigadores pondría en riesgo los fines del ente. Otro aspecto a resaltar es que los consejeros ya habían rechazado la propuesta de cierre de una importante cantidad de agencias, remarcando la necesidad de sostener la “territorialidad”, fundamentalmente donde sólo hay presencia del INTA como sitio de consulta. Además, Melgarejo explicó que se han difundido datos falsos sobre el presupuesto del organismo, sobre lo que se gasta y lo que se genera, lo cual genera confusión en la opinión pública y entre los propios productores.
Desde luego, durante el debate el asunto derivó en cuestionamientos al uso político-partidario que se ha hecho en tiempos del kirchnerismo: agencias con actividades impropias del INTA, fallas en la gestión de proyectos investigativos o recursos no visibilizados en resultados productivos, etc. En esos aspectos, los dirigentes presentes acordaron que es allí donde debe haber un cambio rotundo y fortalecer el buen nombre del organismo como faro del conocimiento agropecuario. Para eso no debe perderse la autarquía o descentralización, y bajo el mismo sistema de gobernanza actual, donde el sector privado tiene una representación variada y decisiva. Por eso, Melgarejo explicó que hubo reuniones con legisladores del Congreso Nacional y que se ha pedido una reunión al ministro de Desregulación del Estado, Federico Sturzenegger, para que las instituciones representadas en el Consejo Directivo Nacional del INTA puedan llevarle información concreta sobre el funcionamiento, los posibles efectos negativos de algunas modificaciones, la importancia del organismo en el interior y propuestas mejoradoras".