06/10/2025 - Edición Nº299

Sociedad

A 14 años de la muerte de Leo Mattioli en Necochea: Así fue la vida del "León santafesino"

07/08/2025 10:13 |



El 7 de agosto de 2011, Leo Mattioli fallecía en un hotel de Necochea, dejando un vacío inmenso en la música tropical argentina. A 14 años de su partida, su figura sigue más viva que nunca.

Leo Mattioli no fue un simple cantante de cumbia romántica. Fue, y sigue siendo, una de las voces más representativas de la música popular argentina. Su historia es la de un artista que convirtió el dolor personal en canciones que calaron hondo en miles de corazones. A 14 años de su fallecimiento, su memoria continúa latente entre fans que aún lo escuchan, lo lloran y lo cantan.

De Santo Tomé al corazón del país

Leonardo Guillermo Mattioli nació el 13 de agosto de 1972 en Santo Tomé, Santa Fe. Proveniente de una familia humilde, mostró desde muy pequeño una conexión profunda con la música. Su carisma y su voz lo destacaban en reuniones familiares y eventos barriales, hasta que en los años ‘90 su destino cambió para siempre al incorporarse como vocalista del Grupo Trinidad.

Con esta banda grabó éxitos como La gran tentación (1994), Más románticos que nunca (1997) y Más caliente que nunca (1998), fusionando cumbia santafesina con letras cargadas de emoción. Allí comenzó a forjar la imagen del “León Santafesino”: un hombre herido, enamorado, traicionado, que cantaba con el alma.

El accidente que lo marcó de por vida

El 15 de enero del año 2000, un accidente automovilístico cambió el rumbo de su vida. En pleno regreso de una gira, el choque dejó dos muertos –compañeros suyos del Grupo Trinidad– y Mattioli sufrió heridas severas. Las secuelas físicas lo acompañarían hasta el final: dolor crónico, operaciones y una dependencia a los analgésicos que sería parte de su vida cotidiana.

Lejos de retirarse, volvió a los escenarios ese mismo año como solista con el disco Un homenaje al cielo, dedicado a sus amigos fallecidos. Temas como Le pido a Dios, Tramposa y mentirosa y Aún soy un romántico marcaron su nueva etapa, donde la cumbia se transformaba en confesión.

El éxito, la entrega y el deterioro

Durante la década del 2000, Leo Mattioli se consolidó como uno de los máximos referentes de la música tropical argentina. Discos como Ese soy yo (2001), Sin palabras (2002), El Señor del Amor (2005) y Amor a mi manera (2007) vendieron miles de copias. Sus shows eran verdaderas ceremonias emocionales: cada gesto, cada pausa, cada suspiro transmitía una intensidad inigualable.

Su voz rasposa, sus letras sinceras y su estilo inconfundible conquistaron a un público fiel que lo siguió por todo el país. Canciones como Llorarás más de diez veces se convirtieron en clásicos de la cumbia romántica.

Pero el precio fue alto. Detrás del éxito, Mattioli batallaba contra problemas de salud graves: infecciones pulmonares, complicaciones cardíacas y un agotamiento físico extremo. En 2009, una neumonía lo dejó en coma farmacológico. En entrevistas posteriores, confesó que tomaba hasta 20 medicamentos diarios y que necesitaba morfina para poder soportar los dolores.

La última noche en Necochea

El 7 de agosto de 2011, tras presentarse en un show en la ciudad bonaerense de Necochea, fue hallado sin vida en la habitación del hotel donde se hospedaba. Tenía solo 38 años. La autopsia indicó que había sufrido un paro cardiorrespiratorio, pero su estado físico ya era frágil desde hacía tiempo.

La noticia sacudió al país. En Santa Fe, su velorio fue multitudinario. En plazas y clubes, sus seguidores improvisaron homenajes. En su ciudad natal, su nombre quedó grabado en murales y hasta se levantó una escultura en su honor. Y en la costa, donde solía vacacionar, muchos aseguran que su voz todavía se escucha en el viento, alimentando la leyenda.

Un símbolo de la música popular

Más allá de su figura artística, Leo Mattioli fue padre de seis hijos y un hombre de perfil bajo fuera del escenario. Participó en programas televisivos como Pasión de Sábado, Almorzando con Mirtha Legrand y Susana Giménez, pero su vida privada siempre fue discreta.

El “León Santafesino” dejó un legado musical profundo. Su hijo Nicolás Mattioli continúa su camino en la música, honrando el apellido que representa a una de las voces más auténticas del país.

A 14 años de su muerte, Leo Mattioli sigue cantando en el corazón del pueblo

Leo Mattioli no se fue. Está en cada letra, en cada acorde, en cada lágrima que se escapa al escucharlo. Fue el cantante que transformó sus heridas en arte y que eligió seguir cantando a pesar del dolor.

Hoy, a 14 años de su partida física en Necochea, su obra sigue viva. Porque Leo no era solo un artista de cumbia. Era un cronista del sentimiento popular. Un hombre que le puso voz al amor, al desamor y a las cicatrices del alma.

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