El kéfir, conocido como “oro probiótico”, está ganando muchísimo terreno en el área de las ciencias y está siendo muy posicionado por el marketing. Se trata de una bebida fermentada que es elaborada a partir de gránulos de kéfir, un cultivo simbiótico de bacterias lácticas y levadura, de las cuales hay hasta 60 cepas distintas.
Estos gránulos, que tienen una textura gelatinosa y blanca, transforman los azúcares en ácido láctico, etanol, dióxido de carbono y otros compuestos bioactivos. El resultado obtenido es una bebida con una alta concentración de microorganismos vivos que ofrecen propiedades que resultan muy beneficiosas para la salud digestiva, inmunológica y metabólica.
Existen dos tipos de kéfir:
Si nos vamos a la historia detrás de esta bebida, hay que remontarse a la antigua región del Cáucaso. Allí, en sus montañas, los campesinos preparaban una bebida que se llamaba ayrag, que se producía dejando la leche remansada en odres de piel de cabra que nunca se lavaban. En cierto momento, observaron que la corteza blanquecina de la pared interior de la piel era capaz, si se le agregaba leche, de dar una bebida distinta y mejorada del ayrag original, la cual denominaron kéfir (palabra que proviene del turco y significa “sentirse bien”, por la sensación experimentada al ingerirla).
¿CUÁLES SON LOS BENEFICIOS DE TOMAR KÉFIR?
El kéfir contiene bacterias ácido-lácticas, como Lactobacillus kefiranofaciens, L. plantarum, L. acidophilus, y levaduras como Saccharomyces cerevisiae y Kluyveromyces marxianus, que contribuyen a la fermentación, producción de ácidos orgánicos, enzimas y kefiran, un polisacárido soluble en agua que forma la matriz del kéfir, señala Casavola. Estas generan ácido láctico, reducen el PH e inhiben patógenos, limitan las llamadas bacterias oportunistas y actúan como prebióticos en el intestino, favoreciendo la protección de la microbióta que reside en el intestino
Entre los beneficios del consumo regular de kéfir, el nutricionista resalta los siguientes.
1. Restablece el equilibrio microbiano
El consumo regular de kéfir -sea de agua o de leche- incrementa la diversidad microbiana, asociada a una microbiota más resiliente frente a desequilibrios causados por antibióticos, estrés o dietas pobres en fibra.
Esto, explica Casavola, se debe a que aumenta la abundancia de géneros beneficiosos como Lactobacillus y Bifidobacterium, mientras inhibe el crecimiento de bacterias patógenas, restableciendo un balance saludable en el intestino.
Además, al crear un mejor ambiente intestinal, mejora la absorción de nutrientes: lo cual facilita que el cuerpo aproveche mejor vitaminas y minerales de los alimentos, como el calcio y el magnesio, agrega Milagros Sympson, nutricionista (M.N. 12067).
2. Alivio de trastornos digestivos
Gracias a su efecto probiótico combinado con la regulación del pH del colon, el kéfir contribuye a normalizar el tránsito intestinal, alivia episodios de diarrea o estreñimiento y disminuye los síntomas del síndrome del intestino irritable, sostiene Casavola.
Esto, ahonda Casavola, se debe a que, por un lado, las enzimas producidas durante la fermentación (β-galactosidasa, proteasas) descomponen la lactosa y las proteínas de la leche y facilitan su digestión incluso en personas con intolerancia leve a esta molécula. “Diversos estudios asocian el kéfir con la reducción de síntomas de diarrea aguda y crónica, estreñimiento y síndrome del intestino irritable”, asegura.
Además, los péptidos bioactivos y ácidos orgánicos (láctico, acético) sintetizados por la microbiota del kéfir ejercen un efecto local antiinflamatorio, disminuyendo la producción de citoquinas proinflamatorias en el epitelio intestinal y promoviendo la reparación de la barrera mucosa. “Al reforzar la barrera intestinal, se reduce la entrada de toxinas o patógenos al sistema”, agrega Sympson.
3. Refuerzo del sistema inmunológico
Las propiedades inmunomoduladoras del kéfir pueden ser el resultado de acción directa de la microbiota o pueden ser indirectas, a través de diferentes compuestos bioactivos producidos durante el proceso de fermentación, plantea Casavola.
“Los péptidos bioactivos presentes en el kéfir, producidos durante la fermentación del agua o de la leche, son capaces de promover la respuesta inmunitaria, mediada por células, contra las infecciones y patógenos intracelulares", explica Casavola.
En la misma línea, Sympson subraya que en el intestino se encuentra cerca del 70% de las células inmunitarias del cuerpo.