
El INDEC difundió este jueves el índice de pobreza e indigencia, mostrando sorpresivas bajas durante el primer semestre del año. Según el organismo, la pobreza se ubicó en el 31,6% frente al 52,9% de enero-junio del año pasado y el 38,1% del segundo semestre. Por su parte, la indigencia fue del 6,9% frente al 18,1% de igual período del 2024, y del 8,2% del segundo semestre.
Con una población estimada de unos 47 millones de habitantes en el país, estos porcentajes reflejan que 14,8 millones son pobres y, dentro de ellas, 3,2 millones son indigentes. Es decir, que no cuentan con recursos suficientes ni para comprar lo mínimo para su subsistencia.
Los cálculos elaborados por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) se confeccionan comparando el costo de la Canasta Básica Alimentaria –para el caso de la pobreza- y el de la total –en el de indigencia- con los niveles de ingresos. Esto señala que una pareja con dos hijos de 6 a 8 años necesitaba en el mes de junio $ 508.008 pesos, 28,7% más que en junio del 2024, para comprar la cantidad mínima de comida que componen la CBA, que les garantice la subsistencia, y no caer en la indigencia.
El mismo grupo familiar necesitó $ 1.128.398, un 29,2% por encima de junio del 2024, para garantizarse los alimentos, algo de indumentaria y el pago de servicios, para no caer por debajo de la línea de la pobreza.
El INDEC informó que el Índice de Salarios aumentó 39,8 % en promedio entre junio de este año e igual mes del 2024, pero con subas muy disímiles, y algunas hasta espectaculares, ya que las entradas de los trabajadores “en negro” aumentaron 139,7% interanual, 41,3% para los empleados privados, y 39,7% para los públicos.
Analistas privados relativizan estas cifras y las discuten, asegurando que el INDEC utiliza indicadores de gasto de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 2004/05, lo que no refleja los cambios en los patrones de consumo ni en los precios relativos de los últimos años.
Esto genera una subestimación del número real de pobreza, especialmente en un contexto de turbulencia económica y cambios paradigmáticos en los hábitos de consumo. Mientras para el INDEC la pobreza era del 38,1% en el segundo semestre del año pasado, encuestadoras privadas estimaban que, en realidad, era del 43,3%.