El Ministerio de Capital Humano anunció que está vigente un programa de descuentos para jubilados y pensionados de ANSES, que busca reforzar sus ingresos y mejorar el poder adquisitivo. La iniciativa, sin embargo, no tardó en despertar comparaciones: se trata de una estrategia muy similar al “plan Platita”, denominación peyorativa que usaron los reaccionarios para denostar las políticas que en 2023 desplegó Sergio Massa en plena campaña presidencial, con medidas destinadas a promover el consumo en medio del desgaste económico de la gestión de Alberto Fernández tras una pandemia, una sequía y la guerra en Ucrania, que afectó las exportaciones.
El esquema contempla rebajas del 10 por ciento en compras generales en las principales cadenas de supermercados y, en algunos casos, un 20 por ciento adicional en perfumería y limpieza. El beneficio apunta a más de 7 millones de jubilados y pensionados. Según el Gobierno, el programa no implica costo fiscal y genera un “círculo virtuoso” al impulsar el consumo. La justificación oficial no difiere de los argumentos esgrimidos por el kirchnerismo dos años atrás: una transferencia indirecta de recursos que maquilla la pérdida real de poder adquisitivo.
Supermercados adheridos
Disco, Jumbo y Vea: 10% en todos los rubros* + 20% en perfumería y limpieza, sin tope.
Coto y La Anónima: 10% sin tope en todos los rubros*.
Josimar: 15% en todos los rubros* sin tope.
Carrefour: 10% en todos los rubros* con tope de $35.000.
Día: 10% en todos los rubros con tope de $2.000 por transacción. Acumulable con otras promociones.
*Excepto carnes, electrodomésticos y marcas seleccionadas.
El plan se complementa con acuerdos financieros. El Banco Nación otorgará un reintegro extra del 5% en compras con BNA + MODO (tope de $20.000 mensuales) y remuneración diaria del 32% TNA sobre saldos de hasta $500.000. Por su parte, el Banco Galicia ofrece hasta un 25% de ahorro y 3 cuotas sin interés en supermercados, farmacias y ópticas, además de un rendimiento del 33,2% TNA para cuentas remuneradas.
La medida llega en un año en el que el Gobierno busca sostener su base de apoyo social, en medio de tensiones económicas que erosionan el poder de compra de los sectores más vulnerables. Aunque oficialmente se presenta como un refuerzo al bolsillo de jubilados y pensionados, el programa tiene un innegable aire electoralista. El paralelismo con 2023 es inevitable: como entonces, los descuentos aparecen menos como política estructural de ingresos y más como un paliativo transitorio, diseñado para calmar el malestar en la antesala de decisiones políticas clave.