El homicidio de Bautista Coronel, el joven de 17 años que recibió una puñalada por parte de otro adolescente de 16 años frente al Casino, estremece a la ciudad. El hecho se dio a partir de una pelea entre ambos que fue escalando y tuvo un trágico final.
Con el correr de las horas se fueron conociendo detalles alrededor de este asesinato, que impacta, no solo por el hecho en sí, si no por las diferentes aristas que lo rodean, como la edad de los involucrados, la anarquía que reinaba en ese sector de la ciudad en el momento que se desató la situación y la inacción de quienes fueron espectadores del terrible suceso de sangre.
En declaraciones a una radio local, la fiscal de menores, Verónica Posse, reveló que Bautista Coronel y su victimario se conocían desde hacía tiempo. Que previo a comenzar con esta rivalidad que se cobró la vida de uno de ellos, habían sido amigos muy cercanos. No hay certezas aún de cuáles fueron los motivos que llevaron a este cambio drástico en la relación, pero la cosa cambió para muy mal.
Entre las revelaciones, se conocieron una serie de chats en los que ambos se amenazaban mutuamente con atacarse con armas y puntas, lo que hacía prever que la violencia en torno a esa rivalidad se estaba exacerbando.
Incluso se evidencia una golpiza previa, aparentemente en patota, a Bautista Coronel por parte de quien fuera su homicida después. Luego, en un grupo de WhatsApp del que participaban ambos adolescentes, incluso fue ridiculizado.
Este habría sido uno de los detonantes para que la violencia continuara escalando al punto de llegar a lo que llegó, en un contexto en el que no había presencia policial ni de ningún organismo del orden del Estado que pudiese llegar a prevenir tan lamentable final.
Previo al acto de sangre, atravesaron un período de amenazas virtuales, en las que se prometían ataques con puntas y armas de fuego. “Voy a aparecer con un fierro afuera de tu casa y te voy a pegar un pepazo, pedazo de loro”, concluye uno de los mensajes difundidos en las últimas horas.
Sin dudas, la violencia entre los adolescentes está muy exacerbada, al punto que salen armados con armas blancas a la calle, dicho por la propia fiscal Posse. Tarea del Estado es contener estas situaciones y abordarlas de manera que estos sucesos no ocurran ante la total ausencia de agentes del orden, como mínimo, para prevenir. Recaer las tintas en la inacción de los jóvenes que presenciaron la pelea es desligar al Estado de su rol fundamental y licuar las “culpas” en un sentido incorrecto, que garantiza la absolución social de quienes deben asumir responsabilidades. No hay que olvidar que es el Estado quien debe garantizar la prevención y el cuidado a través de sus fuerzas del orden, cuya existencia está justificada en evitar este tipo de dramas.