A un año del femicidio de Magalí Vera (34) en Necochea, su familia volvió a reunirse este lunes en la Plaza Dardo Rocha para honrar su memoria y exigir justicia. En un acto cargado de emoción, su padre, Felipe “Tito” Vera, expresó públicamente una herida que no deja de sangrar:
“No perdimos solamente a Magalí, también a nuestro nieto”.
Acompañado por su esposa Stella Maris Castro, familiares, funcionarios y unas 50 personas que se acercaron al Espacio de las Mariposas, Vera agradeció el acompañamiento y volvió a remarcar el drama que atraviesan: desde hace siete meses no pueden ver al hijo adolescente de Magalí.
“El dolor que tenemos va a ser de por vida”, sostuvo, con la voz quebrada antes de poder comenzar a hablar ante los presentes.
El acto se realizó exactamente un año después del 1° de diciembre de 2024, día en que Magalí fue hallada muerta en el Río Quequén, luego de la salvaje agresión de su marido, Javier Cerfoglio, registrada por cámaras de seguridad. El crimen, calificado como homicidio cuádruplemente agravado por femicidio, ensañamiento y violencia de género, sigue su curso hacia el juicio oral.
La ceremonia se desarrolló en el espacio dedicado a las mujeres víctimas de femicidio en Necochea, donde la madre y la hermana de Magalí colocaron flores en el monumento de las Mariposas.
Durante su discurso, Tito Vera eligió enfocarse casi exclusivamente en su nieto, quien vive actualmente con los abuelos paternos luego de una denuncia presentada por Cerfoglio desde la cárcel.
El detenido —que cumple prisión preventiva en el penal de Batán— acusó a la familia de Magalí de querer “mandarlo a matar”. Esa denuncia, definida por Vera como “una vileza”, provocó que el adolescente se alejara completamente de sus abuelos maternos.
“No queremos quedar con ese estigma de que nosotros queremos mandarlo a matar”, dijo el padre de la víctima, visiblemente afectado.
Recordó además un pensamiento que alguna vez lo acompañó:
“Yo siempre fui de los que decía que no me toquen a un hijo porque los mato. Pero cuando me pasó esto, me quedé paralizado. Matar no es para cualquiera”.
Otro de los puntos que más duele a la familia Vera es la postura de los padres de Cerfoglio. Según contaron, cada vez que son citados a instancias judiciales reiteran que lo ocurrido fue “un accidente”, negándose a reconocer el femicidio que quedó registrado en video.
Esa negación profundizó la fractura familiar y dificultó aún más que el adolescente mantenga contacto con la familia de su madre.
Stella Maris Castro contó que la última vez que vio a su nieto fue el 17 de abril, pocos días antes de Semana Santa. El chico pasó por su casa para retirar algunas pertenencias. Desde entonces, los mensajes que ella le envió quedaron sin respuesta, hasta que en junio decidió no insistir más.
Incluso, cuando le pidió a la abuela paterna que le avisara al adolescente que querían hablar con él, recibió una respuesta tajante:
“Hablá con mi abogada”.
Ambos abuelos maternos fueron bloqueados en redes sociales.
Durante el acto en la Plaza Dardo Rocha, familiares, amigos, funcionarios y vecinos acompañaron a la familia Vera. Unas 50 personas se acercaron para brindar apoyo en un día especialmente difícil.
La madre y la hermana de Magalí depositaron flores en el monumento del Espacio de las Mariposas, donde en junio se había inaugurado una placa en su memoria durante la jornada de Ni Una Menos.
“Siento un gran apoyo de todos”, dijo Tito Vera.
La madrugada del 1° de diciembre de 2024, Magalí y Cerfoglio asistieron a un casamiento en un salón de la ruta 86. Ella, apasionada por la repostería, había decidido regalar la torta de dos pisos de la fiesta.
En redes sociales parecían una pareja feliz. Pero una discusión desencadenó la violencia. A las 4 de la madrugada, y bajo una lluvia torrencial, abandonaron el evento.
Minutos después, un llamado al 911 alertó sobre un hombre golpeando a una mujer junto a un auto rojo en 50 y 53. Las cámaras de videovigilancia registraron la brutal agresión.
Luego, el Honda Fit rojo de Magalí fue captado circulando a alta velocidad antes de doblar hacia el río. Cerfoglio arrojó el auto al Río Quequén con Magalí aún con vida.
La autopsia confirmó que la joven murió por asfixia por sumersión y presentaba múltiples golpes compatibles con violencia de género.
A pesar del dolor y las secuelas emocionales, Tito Vera cerró su discurso con esperanza:
“Se va a hacer justicia. Pagará, seguramente pagará”.
Mientras tanto, la familia continúa asistiendo a terapia y sostiene una demanda civil para impedir que Cerfoglio venda bienes compartidos con Magalí, como la vivienda, la camioneta o la moto 0 km.