11 de abril: Día Internacional del Parkinson

Se celebra el Día Internacional del Parkinson en honor al descubridor de esta terrible dolencia. Hasta la fecha no existe tratamiento curativo para el Parkinson, aunque sí hay formas de detección temprana de la enfermedad.
lunes, 11 de abril de 2016 · 11:47

NECOCHEA (Cuatro Vientos) - El 11 de abril se conmemora el Día Internacional de la Enfermedad de Parkinson (EP),  que se efectúa año tras año desde 1997 por decisión de la Organización Mundial de la Salud en honor al nacimiento de James Parkinson, médico que describió por primera vez esta patología en 1817.

La EP una enfermedad neurodegenerativa progresiva que se caracteriza por afectar principalmente la capacidad de movimiento y cuyos síntomas cardinales son lentitud (también llamada bradicinesia), rigidez muscular y temblor. Además puede acompañarse de otras alteraciones tales como, hipofonia (disminución del tono de la voz), alteraciones en la escritura (con trazos pequeños, micrografia), pérdida de la expresión facial, trastornos  de postura, equilibrio y la marcha.
 
La EP tiene una incidencia aproximada de 1 por cada 1000 mil personas comenzando en general, luego de los 60 años (aunque se describen casos en menores de 40 años y aún en  niños). El riesgo de padecerla se incrementa con la edad. La causa de esta entidad no está del todo aclarada. Se sabe que en la sustancia nigra del mesencéfalo ubicado en el tronco encefálico, se produce una pérdida selectiva en el número de neuronas que se encargan de la  producción de un neurotransmisor, llamado dopamina, que es vital en la generación y facilitación del movimiento. Hay otros sistemas de neurotransmisores afectados que explican otros síntomas denominados "no motores”, tales como seborrea, depresión, alteraciones cognitivas y trastornos autonómicos (alteraciones de la presión arterial, incontinencia de esfínteres y sudoración, entre otros).
 
Últimamente se ha considerado la importancia de síntomas previos a la aparición de los trastornos del movimiento, denominados "síntomas premotores”, que incluyen la pérdida del olfato, la constipación, la depresión crónica y la alteración del sueño REM (en la que el paciente actúa el sueño y puede pegar, moverse estando dormido, hablar). Aparentemente la coexistencia de estos síntomas podría predecir el desarrollo de la enfermedad en algunos pacientes.
 
Cabe destacar que existen otras entidades que pueden producir signos y síntomas similares a la EP denominadas "parkinsonismos”, pero cuyas causas son diferentes tales como, drogas (algunas de uso generalizado entre la población, otras de uso psiquiátrico y otras ilegales), accidentes cerebrovasculares, traumatismos de cráneo, tumores y otros cuadros neurodegenerativos.
 
Se han descubierto alteraciones genéticas que favorecen el desarrollo de la EP, aunque los casos de EP hereditaria son muy poco frecuentes.
 
Diagnóstico y tratamiento
 
El diagnóstico de la EP se hace en base al interrogatorio y el examen físico principalmente. Los estudios complementarios (tales como laboratorio en sangre y orina, tomografía computada, resonancia magnética de cerebro, etc.) en general se solicitan para descartar otras patologías.
 
El tratamiento incluye tanto medidas farmacológicas como no farmacológicas. Dentro de las primeras, existen varias drogas que mejoran los síntomas. Cabe aclarar que no se cuenta hasta la fecha con un tratamiento curativo.

La principal droga que se utiliza en la mejoría de los síntomas sobre todo motores, es la levodopa. También son muy utilizados los llamados agonistas dopaminérgicos que al igual que la levodopa intentan subsanar la disminución de dopamina en el cerebro de los pacientes con EP. Por último la toxina botulínica se utiliza en casos puntales  como distonía o sialorrea.

En cuanto a las medidas no farmacológicas, se destacan el ejercicio y la cirugía. En algunos casos los pacientes pueden beneficiarse con el tratamiento quirúrgico, que consiste en la implantación dentro del cerebro de electrodos , que conectados a un "marcapasos” que se coloca debajo de la piel del paciente permiten reducir los requerimientos de medicación y mejorar algunas de las complicaciones de la enfermedad. No es un tratamiento curativo es muy importante destacar la realización de ejercicio  (kinesiología, ejercicios de elongación, aeróbicos, de equilibrio, flexibilidad, como yoga o Tai Chi) permite al paciente evitar empeoramiento de la enfermedad  como la rigidez, dolores, además permite sentirse mejor no sólo en su condición físico sino en su estado de ánimo.
 
Esta es una patología que debe abordarse con enfoque multidisciplinario siendo de ayuda en algunos casos la terapia ocupacional, fonoaudiología y otras áreas como la musicoterapia, la danza, psicología y psiquiatría.

 

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