COMPLICADO

Sicarios en Palermo: ¿Cómo enfrenta el gobierno al narcotráfico?

El asesinato de un presunto narco colombiano en los lagos de Palermo en Capital Federal, pone de manifiesto el evidente avance de los cárteles de drogas en nuestro país. El gobierno está claramente superado y carece de políticas adecuadas para enfrentar este flagelo.
martes, 4 de marzo de 2014 · 15:06
NECOCHEA (Cuatro Vientos) - Ayer, a plena luz del día, dos individuos en moto asesinaron a balazos a un ciudadano colombiano que paseaba en bicicleta por los bosques de Palermo. Entre sus pertenencias se encontró marihuana y éxtasis. Esto, acompañado de la forma en la que ocurrió el hecho, hace pensar que se trata de un crimen narco.

El narcotráfico en Argentina avanza a pasos agigantados. Se supo que el recientemente capturado ex-jefe del Cártel de Sinaloa, Joaquín "El Chapo” Guzmán Loera, estuvo ampliando sus redes en el norte de nuestro país. 

¿Pero cómo pudo, el hombre más buscado del mundo, entrar y salir del país con total libertad?

El método Guzmán

 "El Chapo” Guzmán ingresó a nuestro país en agosto de 2010 con una identidad falsa que la DEA no había informado a las oficinas de migraciones. Utilizando iglesias evangélicas como fachada, pudo centrar bases en La Rioja, Chaco y Formosa. Su objetivo era tejer una red para transportar drogas desde Argentina, ya que es una zona muy importante para llegar a Europa y Estados Unidos. 

También usó barriadas pobres en el interior para lavar dinero y estuvo operando con total libertad.

Abandonó nuestro país el 11 de Marzo de 2011, dos días antes de que la DEA advirtiera a las autoridades nacionales sobre la presencia del capo. 

Automáticamente se reforzó la seguridad en Ezeiza y comenzó una investigación para rastrear a Guzmán.

Lucha desigual

El Secretario de Seguridad, Sergio Berni, dijo que la lucha contra el narcotráfico es una lucha que está perdida. Utilizó la frase que Pablo Escobar deslizó en la nota que Yolanda Ruiz le hizo en 1988, cuando el antiguo jefe del Cártel de Medellín se encontraba prófugo de la justicia.

 No está bien que lo diga alguien que tiene como deber, entre otras cosas, luchar contra el tráfico de drogas. Además, Escobar, la utilizó para enviar un mensaje al gobierno colombiano, con el objetivo de llegar a un diálogo de paz y ponerle fin a lo que se llamó la era del "narcoterrorismo”. 

Los narcos destinan una gran cantidad de dinero a su ala militar. Incluso más que cualquier país. Están bien preparados para enfrentarse a cualquier competidor del negocio o, incluso, a cualquier ejército nacional.

El Gobierno no parece tener demasiadas ganas de luchar contra este lucrativo negocio. De hecho, las fronteras no están radarizadas, no hay una política seria para combatir esta problemática, ni tampoco una oficina gubernamental que pueda ayudar.
Se supo que Buenos Aires, Salta, Santa Fe, Chubut y Mendoza firmaron convenios de colaboración para recibir apoyo de la DEA, el FBI y otras dependencias del Departamento de Estado, sólo falta la aprobación de Nación para que esto se haga realidad.

A Futuro

A medida que éste fenómeno crece, se nos viene a la mente el fantasma de Colombia en los ’80 y el de México en la actualidad. 
Es cierto que estamos lejos de eso, pero tampoco tanto. Todo gran fenómeno tiene su período de crecimiento; nosotros parece ser que lo agarramos a tiempo. Aún no hay cárteles, pero hay bandas que están en proceso de serlo, como por ejemplo "Los Monos” en Rosario o "La Yaqui y sus Angelitos” en Mendoza, que con la complicidad de la policía y corrompiendo a políticos de peso, pueden hacer sus negocios con tranquilidad. Los últimos mencionados hace algunas semanas amenazaron a periodistas del diario "El Sol”. 

Este último hecho es comparable con los ataques de Pablo Escobar al diario "El Espectador”, que terminó con el homicidio del director, Guillermo Cano y un posterior atentado con una bomba a la redacción.
 
En el pasado fuimos un país donde la droga solamente pasaba; hoy en día, somos productores y se ha aumentado el consumo. Los grandes capos narcos empiezan a expandir sus territorios utilizando nuestro país como escondite ante los ojos –cada vez más ciegos – de todos. Es una gran alerta que nadie quiere oír.

¿La legalización como única salida?

Algunos creen que la legalización es la única salida. Argumentan que si las drogas se empiezan a vender libremente se acabaría el narcotráfico. Que la prohibición sólo potencia el deseo de consumo y, el consumo beneficia al narco. Edgar Allan Poe sintetiza bien la resistencia beligerante al cumplimiento con la pregunta "¿No tenemos una perpetua inclinación, pese a la excelencia de nuestro juicio, a violar la ley, simplemente porque comprendemos que es la ley?” El planteamiento de Poe cuestiona si la norma que establece la prohibición respeta la autonomía de la persona. 

Para legalizar se necesita una fuerte política de prevención, de educación y de concientización sobre la droga; por más que sea legal, debemos mantener a las futuras generaciones alejadas de las drogas; que sepan los efectos nocivos de los narcóticos y que tengan conciencia de que, bajo los efectos de las drogas, no pueden realizar ciertas acciones que pongan en peligro la vida de los demás, como por ejemplo, conducir.

No hay que perder de vista que las drogas son una problemática y, en nuestro país, sería sumar una más. Tenemos altos índices de violencia, de desocupación y un sistema de salud bastante descuidado. 

Entonces, a raíz de lo anteriormente mencionado, surgen preguntas como: ¿Está realmente interesado el gobierno en luchar contra el narcotráfico? ¿Tenemos armas para hacerle frente a semejante problema? ¿Hay alguna salida a este problema? 

El tiempo lo dirá.
 
(*) Reporte especial de Gabriel Fioriti para Cuatro Vientos

 

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