Falleció Zilda Balsategui, “la mujer del siglo” de Necochea

NECOCHEA (Cuatro Vientos) – "La mujer del siglo”, declarada mediante una encuesta hace años por chicos de colegios y nombrada como "ciudadana ilustre” de Necochea en el 2009 por el Honorable Concejo Deliberante local, falleció este martes a los 86 años.

"Se a perdido una gran persona, un referente muy fuerte para el desarrollo cultural de Necochea”, dijo Marcela Fernández Palma en charla conCuatro Vientos.

"Tuvo la capacidad de traer a Necochea la parte cultura y dársela a todos”, remarcó. Y agregó: "Era un hito en todo y se arriesgo a cosas que no ahora no hace nadie. Fue y será un referente cultural”.

"La distinguida artista plástica hizo que la cultura se acerque a la gente".

Fernández Palma, familiar de Zilda la recordó como una persona que "vivía según lo que decía”.

"Ibas a tomar el te y era un espectáculo. Caminabas por la calle junto a ella y venías como tenía la capacidad de que la gente la quisiera”.

En el año 1999, el diario La Nación, mostró su pasión en una biografía donde ella se mostró tal cual era. La compartimos:

La gran benefactora de Necochea

Tiene pudor en mostrar la gran cantidad de premios, placas, diplomas, medallas u otro tipo de reconocimientos a "su vocación de servicio". A "su incansable labor en favor de las instituciones benéficas y culturales". A "sus aportes a la comunidad de Necochea". A, "su fecunda e incansable actitud en pos de..." A... tantas cosas más.

Será por eso que los tiene bien guardados, que casi no los menciona. Claro que hace poco recibió quizá la más importante distinción de su vida, que fue la de su pueblo y resultó imposible mantenerla en una vitrina en la trastienda.

Los chicos de los colegios habían salido a la calle a hacer una encuesta sobre las personalidades de la ciudad y Zilda Balsategui fue elegida como "la mujer del siglo de Necochea". Sin duda, debe de haber significado la más grande satisfacción para ella y, esta vez, el "voto cantado" no pudo ser guardado.

Es fácil dar con ella. Simplemente se pregunta por Zilda y cualquiera puede indicar en dónde vive y después, tal como lo hizo un taxista, agregar cosas como ésta:"¿Cómo no la vamos a conocer?, sin Zilda, Necochea no sería la misma".

Todas las mañanas, Zilda Balsategui, una mujer que nació a orillas de estas playas hace 72 años, se levanta muy temprano y, aunque no sea empleada municipal, se dirige hasta el palacio de la comuna para ver cómo andan sus cosas, esas que pide para su pueblo.

Su persistencia la lleva a recorrer otras oficinas, escritorios, asilos, habitaciones de hospitales, cooperadoras, centros culturales y empresas privadas para obtener y entregar recursos. Hasta que llega la noche, y "la benefactora del pueblo" se prepara para comenzar un nuevo día de trajín solidario.

Actualmente, es titular de la Cooperativa del Hospital Emilio Ferreyra, vicepresidenta del Centro Cultural y Biblioteca Andrés Ferreyra, miembro del directorio del Centro Vasco y colaboradora del Hogar de las Hermanas Desamparadas García Landera.

Pero su generosidad por la gente comenzó en su juventud, casi de adolescente, cuando al mismo tiempo mostró su vocación por el arte, la que la llevó a relacionarse con el mundo de la cultura de todo el país, a sentarse horas frente a un lienzo y a recorrer el Perú en busca de la cultura precolombina.

Mas que una casa, un museo

Allí comenzó su historia con el arte. Su casa, construida en 1904 por Charles Garnier, el mismo que levantó la Opera de París y el casino de Montecarlo, fue declarada Monumento Histórico en 1970. Pero, como los mismos muros, todo lo que hay allí adentro es histórico, un verdadero museo con objetos precolombinos, platería peruana, cultura incaica y obras contemporáneas de Castagnino, Capurro, Berni, Carlos Alonso, Seguí, Solombre o Engel.

Una pintura de un indio, en la que que en su marco se puede leer "La siesta" y que fue una de las tantas obras que Zilda presentó en más de 40 exposiciones, se luce junto a las de otros artistas.

Con pasión muestra todo lo que allí se ve, y aclara:"Siempre tuve inclinación por atesorar cosas de arte. Durante todos mis años me las arreglé sola, sin pedir plata a mi marido y tratando de buscar comodidades en cuotas para poder adquirirlas".

"¿Otra vez, Zilda?

Zilda Balsategui camina de un lado al otro, irrumpe en los despachos y llama a colaborar a los que pueden hacerlo.

"Todo me lleva mucho tiempo, pero hay que salir a pedir y a molestar. Tengo la gran satisfacción de que todo el mundo me ayuda. Es como poseer una virtud, porque la gente no se niega a dar lo que le pido", cuenta Zilda con sana picardía y con el orgullo de poder seguir cumpliendo.

"A veces, cuando me acerco a alguien, oigo que dice: ¡Uy!, ahí viene Zilda. Pero los perdono y les recuerdo: "No, hoy no, pero ya te va a tocar"".

Claro que también se encuentra con lo opuesto. "Algunos me dicen: "¿Otra vez, Zilda?", en cambio en otras oportunidades me comentan con alegría:"Zilda, que ganas tenía de conocerla"."

Recorrer cada rincón de la casa de Balsategui significa deslumbrarse en un mundo de objetos sorprendentes y que conjugan una buena parte de la historia del arte de América del Sur. Caminar por las calles de esta ciudad también sureña y hablar con la gente sobre su obra invitan a admirarla. "Tanto en la beneficencia como en la cultura, Zilda, en Necochea, lo es todo. Sin sus ganas y sin su empuje, a esta ciudad le faltarían cosas de ambos aspectos, que son fundamentales", comentaba la vecina Leonor Kiernan.

Es verdad, "la benefactora del pueblo", la mujer que en una encuesta recibió tan destacada distinción, trajina por cubrir aspectos fundamentales de su sociedad.

"Lo más importante, lo que realmente me conmovió de la encuesta, es que fue realizada por chicos de colegio", comenta Balsategui.

Es que, en realidad, el último premio fue un reconocimiento que tuvo una dimensión más amplia que las anteriores y no sólo porque los encuestadores fueron chicos, sino porque, en este caso, la voto el pueblo de Necochea.