Desde La Libertad Avanza han preferido no mencionar demasiado el tema: Daniel Scioli es un claro ejemplo de la "casta política" que Javier Milei usa como la definición de uno de sus enemigos a erradicar en el país y, sin embargo, no ha dudado en colocarlo en la Secretaría de Turismo, Deportes y Ambiente.
Quien sí se refirió a su actitud tránsfuga fue el propio Scioli, que de cualquier manera ya es conocido por su altísima flexibilidad ideológica, sobre todo a la hora de relatar su visión del peronismo, que lo ha tenido tanto como funcionario de Carlos Menem (acusado directamente de traidor por buena parte del justicialismo) como candidato a presidente por el kirchnerismo, aparentemente en las antípodas del menemismo.
Y el relato de Scioli, quizá redactado para captar a los más distraídos, intenta convertir su nuevo salto en parte de la doctrina peronista. Es decir, sin ponerse colorado el actual funcionario de Milei se empeñó en presentar su nueva traición al peronismo como si fuera parte de la doctrina luego que un grupo de legisladores peronistas pidieran su expulsión del partido.
La senadora nacional y titular del bloque de Unión por la Patria, Juliana Di Tullio, solicitó la expulsión de Scioli y dos legisladores peronistas que prestaron sus votos para la aprobación de la Ley Bases. “Hoy, 16 de junio, día en que intentaron matar a Perón (Juan Domingo) con un bombardeo a Plaza de Mayo, exijo la expulsión de Scioli, Kueider (Edgardo) y Espínola (Carlos) del Partido Justicialista en memoria de las de 300 víctimas de ayer y de hoy”, sostuvo Di Tullio el domingo en su cuenta de X. “Partieron a las filas del gobierno de Milei por interés personal y no hay que permitir que sus decisiones espúreas las realicen en nombre del peronismo. No en nuestro nombre”, concluyó la senadora.
“El peronismo es un pensamiento estratégico, no ideológico. Privilegia alcanzar los objetivos para la felicidad del pueblo. No hay que enamorarse de los fracasos. Lo dice clarito en Conducción Política”, señaló como respuesta el ex vicepresidente. Y recordó que “todos los partidos de 1946 se unieron contra Perón” y “así nació la Unión Democrática, la casta de ese entonces”. “Ellos se quedaron con los aparatos y Perón con la gente. Perón siempre la vio”, señaló tratando de reescribir de manera imposible la historia: aliado al macrismo y a los sectores de derecha más conservadores, a simple vista cualquiera puede saber que si algo hay parecido a la Unión Democrática antiperonista en la actualidad es la entente de LLA, el PRO y los sectores más reaccionarios de la derecha.
En un extenso texto publicado en la red social X, la perorata del tránsfuga Scioli intentó cerrarse con una autodefinición que no convenció a nadie: “Daniel Scioli, peronista y libertario”, una definición tan contradictoria como la del "anarcocapitalismo", que intenta aglutinar la idea de un capitalismo sin estado, entelequia imposible si se considera que el capitalismo está basado en las garantías legales que da el estado para asegurar la propiedad privada como base fundante del ordenamiento social.
La publicación del insoólito ensayo de Scioli recibió una multitud de críticas y cuestionamientos. Entre ellos el de la diputada de Unión por la Patria, Sabrina Selva: “Leí el primer párrafo y me empezaron a doler los ojos. No te piden tanto. Y nosotros tampoco. Simplemente hacete cargo que los ideales peronistas los perdiste hace rato. Habrás leído mucho a Perón pero te falta interpretarlo”.
“Nunca, ni Evita ni Perón avalarían que ningún dirigente peronista fuera el lamebotas de un gobierno que empobrece al pueblo, que lo reprime y que viene a retrotraer las peores prácticas sociales y políticas a las que hace cuarenta años les dijimos NUNCA MÁS. Enhorabuena hablar de EVOLUCIÓN DEL PERONISMO: eso empieza por expulsar del peronismo a tipos como vos”, sentenció la legisladora nacional.
El rechazo a las premisas de Scioli son el preludio a la probable expulsión del partido del funcionario que tantos cargos y candidaturas de oportunidad ocupó en su vida, precisamente por su habilidad para retorcer y desvirtuar la historia para acomodarla a sus intereses personales como por su inconmensurable capacidad de hacerse el distraído cuando la situación le conviene. En el camino, sólo los menos preparados podrían asimilar su discurso, apenas un ensayo que busca justificar el carácter tránsfuga del ex motonauta, característica clásica de una "casta política" que el gobierno de Milei dice combatir.