La violencia en Haití sigue escalando sin control. Pandillas fuertemente armadas atacaron Kenscoff, un vecindario donde reside gran parte de la élite del país y que hasta ahora se había mantenido a salvo de la criminalidad. La ofensiva, iniciada el 27 de enero, ha dejado al menos 40 muertos y ha forzado el desplazamiento de más de 1.660 personas, mientras la policía, sin recursos suficientes, intenta contener la situación.
“Hace ocho días que Kenscoff está bajo ataque”, denunció el alcalde Jean Massillon, responsabilizando a la coalición de pandillas Viv Ansanm, cuyos hombres recorren el barrio disparando indiscriminadamente y sembrando el terror entre los residentes. “Mientras hablamos, han rodeado la zona”, advirtió, al tiempo que pidió refuerzos urgentes para repeler la agresión.
Entre las víctimas hay pastores, maestros y niños, aunque se teme que el número de fallecidos sea aún mayor, ya que muchas zonas permanecen inaccesibles para las autoridades. Los ataques han golpeado especialmente a la clase trabajadora, cuyos habitantes dependen de la agricultura en las afueras de Kenscoff.
El caos no se limita a este vecindario. Desde el fin de semana, los enfrentamientos entre bandas han dejado decenas de muertos en distintos puntos de Puerto Príncipe, una ciudad que ya está controlada en un 85% por estos grupos criminales. El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió recientemente que la capital podría caer completamente en manos de las pandillas si la situación no es controlada.
Jean Bertho Valmo, un agricultor de 45 años que huyó de Kenscoff, relató a la agencia AP la desesperación que se vive en la zona. “Perdí todo lo que tenía. Invertí en mis cultivos y ahora todo quedó abandonado”, lamentó. Junto a su familia, se refugió en el patio de la oficina del alcalde, donde decenas de personas se han congregado buscando seguridad. “No hay suficiente agua ni comida para todos”, expresó con angustia.
Las fuerzas de seguridad han sido duramente cuestionadas por su falta de preparación ante la crisis. Un sindicato policial denunció que el ataque a Kenscoff “podría haberse evitado si la policía tuviera el equipo adecuado”, incluyendo helicópteros y vehículos todo terreno. En un comunicado, el SPNH-17 expresó que, a pesar del esfuerzo de los agentes, la negligencia del gobierno pone en peligro sus vidas y la seguridad de la población.
Mientras la violencia se expande, Haití se hunde cada vez más en una crisis humanitaria sin precedentes, con más de un millón de desplazados y un futuro cada vez más incierto.